2013/04/19

Primer paso

Yolanda Barcina y Roberto Jiménez
La presidenta de la Diputación de Nafarroa, Yolanda Barcina, acaba de salvar los muebles gracias a la ayudita, en forma de abstención, prestada por su ex amigo Roberto Jiménez. El dirigente del PSN no espabila y sigue cavándose su propia fosa, ya que cada vez tiene un perfil más borroso en el escenario político de la CFN. Expulsado y humillado por la propia Barcina, ha sido incapaz de concertar una moción de censura con Bildu y Nabai para forzar la convocatoria de nuevas elecciones. Eso sí, de cara a la galería pide la dimisión de la presidenta de UPN, pero en realidad la está sosteniendo en su puesto.


¿Cuál es la razón? Muy sencilla. Si algún partido tiene terror a unos nuevos comicios es el PSN. Descabezado a nivel estatal y ninguneado en Nafarroa, ha emprendido una travesía del desierto que puede prolongarse durante años. El daño causado por la etapa Zapatero ha sido de tal calibre que no es posible enmendarlo con un par de iniciativas ingeniosas. 

La moción de censura presentada por la izquierda soberanista no ha logrado desbancar a Barcina de su sillón, pero sí que ha conseguido retratar a todo el arco parlamentario. Es más, ha retratado al pegamento imedio del navarrismo foral y español, el "Diario de Navarra", quien temeroso de que el chiringito del Amejoramiento se derrumbe, ha desplegado todo su vocabulario de corte reaccionario para rechazar la iniciativa encabezada por Juan Carlos Longás, según ellos un batasuno y un separatista. Si el editorialista de DN anda tan fino de reflejos, es que no ha debido descansar bien estas últimas noches.

Como ya hemos comentado con anterioridad, se ha vuelto a constatar que las fuerzas progresistas y de izquierda que han respaldado la moción de censura no van a poder contar con el PSN en la tarea de construir una alternativa a UPN-PP. Es evidente que el partido que encabeza Jiménez, el de las dietas legales, no está en condiciones de aportar nada en esa tarea urgente y necesaria. Por tanto, deberán ser EH Bildu, Geroa Bai y Ezkerra quienes se pongan las pilas para, dejando a un lado sus legítimas diferencias ideológicas y programáticas, alcancen un consenso básico que permita abrigar esperanzas a la mayoría social navarra que no está dispuesta a aguantar más fechorías por parte de UPN y sus compañeros de viaje. 

Bajo el paraguas de la defensa de una Navarra foral y española, diferenciada del resto de Euskal Herria, se esconde una coalición de intereses espúreos dispuesta a mantenerse en el poder a toda costa, pese a las tropelías cometidas, entre ellas dar el finiquito a la CAN tras embolsarse miles y miles de euros de la misma. Barcina, pese a su victoria pírrica en el parlamento, ha resultado derrotada entre la ciudadanía navarra. Inevitablemente forma parte del pasado de la CFN, por deméritos propios. Su probable imputación tan solo confirmaría ese pronóstico.
 
Frente a ese panorama agónico, es tiempo de engranar esfuerzos colectivos con el único objetivo de abrir un nuevo tiempo en la política navarra, en el que la decencia y el respeto al pueblo sustituyan a tanto abuso y tanto desgobierno. La moción de censura del jueves, pese a su resultado numérico, ha sido el primer paso de un camino que no debe tener retorno. O ahora o nunca.

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