La Abogacía del Estado, una suerte de guardia pretoriana del ministro de la Gobernación, va a intentar evitar que miles y miles de ciudadanos vascos voten a su opción política preferida. El argumento es sobradamente conocido: Todo es ETA y si no lo es, hacemos que lo sea. Así de simple.
En estos casos siempre se empieza con la milagrosa aparición de un papel de la organización clandestina, o atribuido a ella, da igual, en el que se diseña lo que la Abogacía desea. Por ejemplo, ETA ha barajado la posibilidad de que en el futuro exista un polo soberanista, por lo que Bildu es precisamente eso y hay que impedir que se presente a las elecciones.
No importa que la coalición esté formada por Eusko Alkartasuna y Alternatiba, partidos que jamás han tenido vinculaciones con la organización clandestina, ni que los candidatos independientes estén fuera de la lista negra de 50.000 contaminados que circula por los despachos de Rubalcaba. Como dijo aquel ministro de Justicia canario, si no hay pruebas, se crearán. En eso están.
Mientras las fuerzas policiales hacen su trabajo, elaborando informes sobre los proyectos de ETA y su relación con Bildu, los medios de comunicación, unos más que otros, se dedican a publicar informaciones tan interesantes como la que dice que una candidata de Bildu en Bilbao es sobrina de Txabi Etxebarrieta, militante de ETA muerto en Benta Haundi en 1968, mucho antes de que naciera Aitziber. O que Bakartxo Ruiz tiene un hermano preso. Que yo sepa, ser pariente de alguien que está en la cárcel no te convierte en condenado. ¿O quizá sí? Alguien de la Abogacía del estado se ha parado a pensar que un cabeza de lista a las elecciones forales fue miembro de la mesa nacional de Herri Batasuna y es padre de una presa, acusada de intentar reconstruir Batasuna, el supuesto brazo político de la organización clandestina? ¿Estará esté hombre también contaminado?
Lo más grave de todo esto es que tras el contundente voto particular de siete miembros de la sala del 61 del Tribunal Supremo, el Estado no ha tenido la valentía, ni la honradez, de comenzar a variar su delirante politica respecto a Euskal Herria y la izquierda abertzale. Desde el PSOE le echan la culpa a la presión ejercida por el PP, y éste se justifica en la memoria de las víctimas, argumento que vale para todo. Pero, en todo caso, son los miembros del Gobierno actual, presidido por Rodríguez Zapatero, quienes tienen la responsabilidad de enderezar la trayectoria enajenante y represiva que han enarbolado como única politica posible en relación a este país.
Saben que la estrategia adoptada por la izquierda independentista tiene un calado histórico, que no tiene marcha atrás y que va a cambiar, pese a ellos, el escenario político de Euskal Herria a medio plazo. Y como lo saben, intentan aplazar ese cambio, preservando de paso las ventajas que les brinda la no presencia de la IA en las urnas e intentado provocar dificultades a la misma en el nuevo camino emprendido.Desgraciadamente, ni Zapatero, ni Rubalcaba dan más de sí. Su talla política se acerca cada vez más al encefalograma plano de los políticos pusilánimes, incapaces de resolver problemas, ese tipo de políticos que nunca pasarán a la historia.
Ya van preparando el dislate. Véase sino el titular principal del diario 'El País' de hoy, viernes 22 de abril.Triste papel el del mamporrero ejercido por el otrora medio de comunicación. Intoxicación y seguidismo el que ejerce. Y no es el único. Se abre nuevamente la puerta de la 'esperanza' de tanto botarate mediocre e interesado que precisa vivir a costa de la mal llamada 'politica'.Oye, a todo esto ¿Qué opinan PNV y Aralar?.Lengua viperina y bifida la que utilizan con una parte, y babosa y solicita con la otra. Interés, no hay más.
ResponderEliminarKaixo:
ResponderEliminarEl Estado, por todos los medios, intenta retrasar lo inevitable. Todavía nos hará sufrir mucho, pero tiene la batalla política perdida.
En cualquier caso, cuando se perpetren las impugnaciones/ilegalizaciones de las listas, la respuesta debiera ser mayoritaria y contundente; además de todas las personas abertzales y de izquierdas, ¿qué van a hacer el resto, especialmente PNV y Aralar?
Si los jeltzales se plantasen, otro gallo cantaría. Pero la experiencia nos dice que no van a tener ese ataque de dignidad; seguirán haciendo cálculos (voto útil, pacto con PSE, pacto con PP...) y el cortoplacismo. Pero algún día la factura que pagarán les supondrá la quiebra absoluta.
Pero volviendo a la respuesta: habría que intentar algo parecido a lo de la plaza Tahrir de El Cairo. Resistencia pacífica y desobediencia civil hasta que nos restituyan nuestros derechos.
Salud