2008/05/25

¿Virtudes del PSOE o errores del resto?


Haciendo un somero repaso a la situación de las formaciones políticas vascas, y por extensión a las del Estado español, nos encontramos con un panorama que hace sólo unos pocos años nos parecería increíble.

Las crisis internas afectan a PP, IU, ERC, PNV y CiU, o sea, a casi todos, mientras el PSOE se mantiene incólume, con José Bono de presidente del Congreso español y Pérez Rubalcaba de ministro de Interior y Defensa (interino). Distintas son la razones que han llevado a este escenario, pero lo cierto es que eso es lo que hay.

En el caso de la izquierda independentista, más que crisis lo que hay es un acoso contínuo, con encarcelamientos masivos de dirigentes y militantes. Pero el resultado viene a ser, por otra vía, muy parecido. Es decir, el Partido Socialista se muestra fuerte, gana votos, no tiene fisuras salvo la de la marcha de gentes como Rosa Díez, y los demás partidos se ven imposibilitados de generar una dinámica que erosione esa aparente fortaleza.

Muchos analistas se reían de Zapatero cuando tomó las riendas del partido, y no daban un duro por él. Sin embargo, ya ha ganado dos elecciones legislativas en el Estado y su partido, en los últimos comicios, ha ganado en Bizkaia, Araba y Gipuzkoa, quedando en segundo lugar en Nafarroa. Unos resultados inesperados, tras el fracaso de los contactos entre el Gobierno y ETA y las conversaciones de Loiola, pero lo cierto es que ahí están.

Al grito de ¡Qué viene el PSOE!, los sectores del nacionalismo tibio querrán armar una estrategia similar a la del 2001 contra Mayor Oreja, pero la situación no es la misma. Ni Patxi López es Oreja, ni el PSOE es el PP, y además es muy probable que la izquierda abertzale carezca de candidatura legal en las próximas elecciones autonómicas.

La mala gestiçon de PNV-EA-EB en el Gobierno de Lakua invita a un voto de castigo y se extiende la impresión de que un "cambio" en la lehendakaritza traería nuevos aires a una institución mnopolizada por el PNV desde hace demasiados años y francamente agotada. No seré yo quien derrame lágrimas si el PNV debe abandonar Ajuria Enea, pero la perspectiva de un lehendakari "socialista" tampoco desata mis pasiones.

Entretanto, la izquierda independentista intenta sacurdise la presión y retomar la iniciativa política. Las dificultades son enormes y a nadie se le escapa que la actividad continuada de ETA condiciona a todos los agentes, incluida la IA. Sin embargo hay resquicios para la esperanza. El reciente congreso de LAB, demostración de fuerza y coherencia, y alejado de disputas estériles, señala en la buena dirección. Si la izquierda independentista, en esta situación de persecución, ha conseguido semejante logro, aunque se ciña al mundo laboral y sindical, puede intentarlo también en el puramente político. Acertar con la fóruula adecuada al momento es condición indispensable para culminar con éxito el intento. Mientras eso ocurre, nos mantendremos a la expectativa.

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