Los expertos etólogos españoles llevan años argumentando la famosía teoría de la socialización del sufrimiento basada en una ponencia interna de la izquierda independentista denominada "Oldartzen". A fe que de tanto repetirla habrá gente que se la haya tragado enterita. Seguro. Pues bien, ahora estamos en una situación en la que esa famosa teoría habrá que adjudicársela al señor vallisoletano-leonés, nieto de capitán republicano fusilado, y conocido como Rodríguez Zapatero.
Un dato para la reflexión. La "sanguinaria banda armada" que actúa en nuestras tierras no ha cometido un atentado mortal per se desde el mes de mayo de 2003, concretamente en la localidad de Zangotza, con el resultado de dos agentes de policía muertos. El atentado de la T-4 de Barajas, con ser terrible, no pretendía causar daños humanos, como reconoce hasta el más atribulado analista político madrileño. Esa es la cuestión central cuando hacemos una valoración política, otra cosa es que todo el mundo lamente la muerte de aquellos dos ciudadanos ecuatorianos, el firmante incluido.
En la otra parte, constituida por los Estados español y francés, se han dado múltiples operaciones policiales en este tiempo, incluido el de el alto el fuego de ETA. Arrestos, detenciones, encarcelaciones, persecuciones, y todo tipo de actuaciones represivas. Esa es la pura verdad, si se quiere ser medianamente objetivo.
Dicho esto, y tras la detención primera de Arnaldo Otegi, luego de Juan Mari Olano y posteriormente de Oihana Agirre y Joseba Alvarez, todo apuntaba a que la cosa iba a seguir por ese tenor. Encarcelar a la disidencia que no se ha doblegado a una solución chapucera en el "proceso" es la receta de Zapatero. A la vista está con lo sucedido en Segura y Olaberria esta semana. Métodos de estado de excepción franquista para anular la dirección de una formación
política, dando la imagen de que se trata de peligrosos delincuentes y a los que se les han incautado innumerables "armas" en forma de papeles y CPUs. Las imágenes de los abertzales esposados agachando la cabeza para entrar en los coches policiales son la prueba del burdo intento criminalizador.
En estos momentos de tanta gravedad, conviene mantener la calma y decir bien alto que se trata de una vendetta política articulada en La Moncloa por Zapatero y Pérez Rubalcaba, con la asistencia inestimable del juez Garzón, chico para todo cuando se trata de Euskal Herria.
También habrá que decir que aunque el golpe sea muy duro para las estructuras de la izquierda independentista, ésta no va a desaparecer como por ensalmo tras cincuenta años de historia. Por supuesto que se han cometido muchísimos errores, y dónde no, pero me pregunto qué sería en este momento de Euskal Herria, de la propia idea de país que tenemos, sin la existencia de la izquierda independentista derivada de aquel pequeño grupo de estudiantes y profesionales que se dió en llamar Ekin a finales de los años cincuenta. Tal vez ahora seríamos una región española más parecida a Murcia que a Catalunya.
El PSOE, que ha dialogado con la izquierda independentista, incluso con atentados mortales, se repliega a su castillo español y lanza a sus ejércitos represivos para intentar acallar la voz y el sentir de todo un pueblo. Ahora ha sido Batasuna, pero mañana puede ser EHAK, ANV, LAB, o la prensa abertzale. Cómo no hemos tragado su solución de derrota nos envían su furia justiciera. No lo conseguirán. Freebatasuna! Eutsi goiari! Freedom for Basque Country!
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