2007/10/15

La receta estamental de Txema Montero

Txema Montero, ex eurodiputado de Herri Batasuna, llegó a transitar por el puente de mando de la izquierda abertzale. Cuando surgieron problemas afirmó que seguiría en la sala de máquinas. Lo que no concretó fue el nombre de la embarcación. Luego supimos que se llamaba Sabin Etxea.

Lo cierto es que desde la atalaya de la Fundación Sabino Arana, que ahora abandona, Montero ha lanzado ideas y pronósticos, a veces bastante acertados. Su brillantez intelctual está fuera de duda y su agudeza en el análisis también. La entrevista que le ha realizado Igor Camaño para "Deia" es una buena muestra de ambas cosas. Critica la burocratización del Gobierno de Ibarretxe, el ombliguismo de algunos informes internos y hasta la ola de consumismo que nos invade. Txema predica la austeridad, una sabia postura.

Sin embargo, cuando aborda la situación política actual, desbarra. Augura el fracaso de la consulta del lehendakari y aboga por que éste llame a rebato a los Estados Generales Vascos, una especie de asamblea estamental (nobleza, clero y burguesía) que funcionó en el Estado francés (y en los Países Bajos) en tiempos del Antiguo Régimen. Txema propone que se consulte a organizaciones empresariales, sindicatos, universidades y demás estamentos, que se llegue a un acuerdo de mínimos y con el mismo se acuda a Madrid a negociar.

Yo entiendo que el hastío político que debe sufrir Montero es muy alto. Que ETA, según él el principal problema que tenemos, no desaparece. Que la izquierda independentista, pese a la persecución política que sufre, sigue viva. Pero de ahí a lanzar una idea predemocrática como los Estados Generales va un buen trecho.

Hace no mucho que el propio Ibarretxe acudió a ese mismo Madrid con su Plan, que fue rechazado de forma grosera, sin una mínima discusión. Por tanto, lo que puedan acordar esos Estados Generales, en la medida que no satisfaga los intereses fácticos de Madrid, también será rechazado. Ahora bien, si la propuesta es compatible con la España del 12 de octubre, o sea, un Estatuto bis similar al catalán cepillado, será aplaudida hasta por el PP.

El asunto no es llegar a un gran acuerdo aquí. En Catalunya lo había bien amplio (transversal), sino el carácter final del mismo. En cuanto se toca la fibra sensible de un Estado tan antiguo como los estamentos de esos Estados Generales, se arroja al cubo de la basura. Y la prueba del nueve es lo acontecido en Nafarroa Garaia con el PSN. Al final, decide Madrid.

Montero renuncia a reconocer la inexistencia de democracia, como prueba la detención de Asier Imaz por el hecho de ser independentista, y coge un atajo que no conduce a ninguna parte. Bueno sí, a perder nuevamente el tiempo y a no enfrentar la cuestión central. Es imposible la convivencia del pueblo vasco con el español dentro de un Estado como el actual. Del francés hablaremos en una próxima ocasión.

Foto: "Noticias de Alava"

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