2012/01/30

ELA no suma

Las recientes declaraciones a la prensa del secretario general del sindicato ELA, Adolfo Muñoz, en las que da por rota la mayoría sindical con LAB, dan pie para realizar algunas reflexiones sobre sindicalismo, proyecto político, autonomía, soberanismo y progresismo. Lo primero que se debe decir es que el sindicato ELA es muy libre para tomar las decisiones que estime más oportunas, si bien en este caso ha faltado a las mínimas normas de cortesía con un socio de largo recorrido como es LAB. Liquidar la mayoría sindical en una entrevista en “Gara”, sin una previa interlocución con el socio directamente afectado, no es una práctica muy ejemplar que digamos.

Pero dejando a un lado las formas, manifiestamente mejorables, vayamos al fondo. La argumentación de Muñoz incluye una preocupante mala fe, ya que asimila de forma gratuita a la coalición electoral Bildu con el sindicato LAB y traslada la mezquina idea de que al aparecer Bildu en las instituciones, (al no existir diferencias entre Bildu y LAB) es como si el propio sindicato abertzale estuviese en esas instituciones, lo que le invalidaría para formar parte al mismo tiempo de la mayoría sindical. Tal vez la mala memoria le haya llevado a Muñoz a recordar sus tiempos de joven militante en los que ELA y PNV venían a ser una misma cosa, y por ello cree que Bildu y LAB lo sean, lo que no se sostiene si se realiza un análisis mínimamente honesto. Pero es que además, la postura de Muñoz está afirmando implícitamente que eran mejores los tiempos en los que la izquierda abertzale (socio integrante de Bildu) no estaba en las instituciones. Ni en las papeletas de las cabinas electorales, añado. En aquel escenario de ilegalización forzosa era perfectamente posible, al parecer, la mayoría sindical.

Habrá que volverle a recordar a Muñoz, y a ELA en general, que en la coalición Bildu se reúnen personas de Eusko Alkartasuna, Alternatiba, Izquierda Abertzale e independientes. Y que en esas diversas adscripciones políticas hay militantes que están afiliados a CCOO, a LAB e incluso, como él mismo sabrá de primera mano, a su sindicato. Por lo tanto, realizar un ejercicio de identificación directa entre Bildu y LAB es un atrevimiento, ya que carece de base probatoria que lo justifique. Del mismo modo y variando la dirección de la flecha, se podría asegurar que un importante porcentaje de los afiliados y afiliadas de ELA dan su voto al Partido Nacionalista Vasco, pero de esa circunstancia no se puede derivar, de forma gratuita, que exista una relación directa entre ambas organizaciones.

Resulta asimismo desconcertante que cuando los principales obstáculos, señalados como impedimentos para un trabajo en común, han sido superados, en especial la estrategia político-militar de ETA, la central que dirige Muñoz dé un claro paso hacia atrás. La dirección de ELA se mantuvo durante muchos años en una firme postura de exigencia a ETA, que se venía a resumir en la frase acuñada por su ex secretario general, José Elorrieta: “ETA sobra y estorba”. Pues bien, ahora que la organización clandestina deja todo el protagonismo a los agentes políticos y sociales, la unidad de acción sindical se les antoja poco menos que  imposible. ¿Era la postura de ELA una mera pose para presionar a la izquierda abertzale?

No podemos olvidar, por otra parte, que es ahora, en este preciso momento, cuando se está construyendo una alternativa soberanista y de izquierdas, aglutinante socio-politica de una mayoría social de este país que se identifica con esas ideas-fuerza. El secretario general de ELA dice en la entrevista citada que “en este país hay lucha de clases, a la vez que hay lucha por la soberanía nacional”. Precisamente es ese nuevo bloque emergente, sustanciado en Bildu y en Amaiur, el único agente político que conecta con esa misma afirmación. Obviamente, ni el PP, ni el PSOE ni el PNV pueden asumir esa frase definitoria, pero en un ejercicio de contradicción extrema, Muñoz achaca precisamente a ese nuevo sujeto la imposibilidad de desarrollo de la unidad de acción sindical.

Y de esa constatación se infiere una derivada aún más preocupante. El sindicato ELA se sitúa fuera de los cuatro proyectos políticos realmente existentes en Euskal Herria, y lo hace repartiendo críticas a diestra y siniestra, no parando en barras, y equiparando, por ejemplo, la politica fiscal de la derecha con la que está empezando a diseñar Bildu en Gipuzkoa, en medio de un escenario muy poco propicio debido a la grave crisis económica que padecemos.

Hoy es el día en que muchas gentes que viven de cerca los problemas del sindicalismo internacional, coinciden en señalar la necesidad de que ese sindicalismo tenga un anclaje en un proyecto sociopolítico definido, un proyecto que no cabe asimilar a unas siglas concretas, pero sí a una amalgama de partidos, agentes sociales, asociaciones e iniciativas diversas, pero con un nexo común referido al deseo irrenunciable de construir un modelo alternativo al capitalismo realmente existente.

En cambio, ELA se aferra a un supuesto bien superior, cifrado en su autonomía de las formaciones políticas, que sitúa al sindicato en un espacio, a la larga, no beligerante. Un espacio en el que poder gestionar con mayor solvencia las contradicciones internas que puedan surgir desde una base social, mayoritaria entre sus afiliados, que no comulga con la puesta en escena izquierdista de su actual ejecutiva.

Cuando se tratan asuntos de calado, como el que intenta abordar este artículo, no cabe llamarse a engaño. En este pequeño país todos nos conocemos y todos sabemos de qué pie cojeamos. Es cierto que ELA atesora decenas de miles de afiliados, pero también lo es que ese amplio corpus social no muestra señales de coherencia ni de firmeza a la hora de expresar públicamente su identificación con la lucha de clases y la lucha de liberación nacional. Si así hubiera sido durante estos años, el panorama sociopolítico vasco sería ahora mucho más rico y se encontraría mucho más cerca del ansiado reconocimiento del derecho a decidir. 

Quienes tenemos ya unos años sabemos, además, que el sindicato ELA sostuvo, hasta la famosa Declaración de Gernika de octubre de 1997, al autonomismo en la CAPV, en alianza implícita con PNV y PSE. Su reconversión al soberanismo es bien reciente, apenas los últimos quince años en una larga trayectoria de cien. Por tanto, los últimos en llegar, y a trompicones, al soberanismo, no deben ser los que más méritos atesoren para dar lecciones a quienes han estado de forma nítida por la conjunción de lucha social y lucha nacional desde el mismo momento de su fundación, va para 35 años.

Publicado en "Gara" [2012-01-29]

2012/01/25

Escocia toma la iniciativa

El primer ministro escocés y líder del SNP, Alex Salmond, ha dado a conocer hoy la pregunta de la consulta que su gobierno realizará a la población de Escocia: ¿Está de acuerdo con que Escocia sea independiente? Una pregunta directa, clara y concisa, sin recovecos ni dobles lecturas. Salmond pretende que el referéndum coincida simbólicamente con el 700 aniversario de la batalla de Bannockburn, en la que las tropas escocesas derrotaron a las inglesas el 23 y 24 de junio de 1314. Asímismo desea que voten en la consulta todos los ciudadanios escoceses mayores de 16 años.

No sabemos cómo acabará esta historia. Si al final se celebrará la consulta y, en caso de celebrarse, cuál será el resultado. Todo apunta a que será un referéndum muy disputado y cabe la posibilidad de que el no sea mayoritario. Pero siendo importante ese dato, lo cierto es que la mera celebración de la consulta será la gran victoria de los independentista escoceses. Tan solo el hecho de que se ponga en duda la unión con Inglaterra y se consulte sobre la posibilidad de independencia, refuerza las tesis del SNP y de todos los sectores escoceses que ven con simpatía la separación de Londres.

Si cambiamos el foco de la cámara y lo dirigimos hacia Euskal Herria, las diferencias son sustanciales. La gran similitud estria en que existe una mayoría social favorable a la independencia, pero esa mayoría, lejos de estar articulada, queda difuminada por la falta de entendimiento entre los agentes politicos y sociales. No estamos en la preparación del referéndum decisorio, si acaso nos hallamos en puertas de que se reconozca el derecho a decidir, o sea, el derecho a cnvocar en un futuro una consulta en cuya papeleta diga: ¿Está de acuerdo con que Euskal Herria sea independiente?

La constatación de que Escocia nos lleva ventaja no debe suponer un aumento del desánimo, sino todo lo contrario. La iniciativa escocesa debe significar un acicate para que en un próximo futuro los principales actores vascos que se reclaman soberanistas se pongan de acuerdo para abrir una vía similar a la del SNP de Salmond. Tal vez sea mucho pedir y alguien opinará que pensar así es de ilusos, pero ¿quién hubiera dicho hace cinco años que Escocia tendría la posibilidad de ser independiente en 2014?

2012/01/19

Alonsotegi 1980

El bar Aldana tras el atentado
El 20 de enero de 1980, hoy hace 32 años, una potente bomba estalló en el bar Aldana de Alonsotegi, todavía en aquel tiempo barrio de Barakaldo. Cuatro personas resultaron muertas y otras varias heridas por la deflagración. Unos desconocidos Grupos Armados Españoles (GAE) se hicieron responsables del atentado y las investigaciones fueron encargadas al comisario de policía José Amedo Fouce, quien destacaría poco tiempo después por su implicación en los GAL.

Liborio Arana, Pacífico Fika, Mari Paz Ariño y Manuel Santacoloma son los nombres de los fallecidos. Les tocó a ellos, pero le podía haber tocado a cualquier otro. Fue un atentado indiscriminado en las víctimas concretas, pero totalmente discriminado en cuanto a la clientela que en el mismo se reunía. Era un bar de abertzales. Allí se encontraban nacionalistas del PNV e independentistas de Herri Batasuna, militantes de Euskadiko Ezkerra y gentes de los Comités Pro-Amnistía, así como personas independientes, sin adscripción política determinada, pero en general simpatizantes de las libertades vascas.

Quedar en el Aldana de Alonsotegi era costumbre arraigada entre los abertzales de Enkarterriak. Alrededor de una mesa, mientras se tomaban unos vinos, se hablaba de cuestiones candentes, de movilizaciones, de ayudas a presos, de asuntos que preocupaban a muchas personas y que motivaban encuentros, reuniones y citas. Todo eso lo sabían bien en el viejo caserón, luego abandonado, situado justo al inicio de la recta de entrada al pueblo desde Arbuio, que desembocaba precisamente frente al Aldana. No hace falta decir más.

Probablemente nunca sabremos quienes fueron los autores materiales del atentado. Lo que sí sabemos, desde el mismo momento en que se produjo, es quienes fueron los autores intelectuales del mismo. Los mismos que pusieron en marcha el Batallón Vasco Español y los GAL, los que ordenaron la muerte de Argala, los que mataron a Tomás Alba y a Mikel Arregi, los que acabaron con la vida de Santi Brouard y Josu Muguruza, los mismos que enterraron en cal viva a Joxi Zabala y Joxean Lasa.

Llevamos años escuchando las palabras de familiares de víctimas de acciones perpetradas por ETA, reivindicando sus derechos y realizando exigencias políticas. Es comprensible su dolor, pero al menos ellos saben quienes fueron los causantes de la muerte de sus seres queridos. Los familiares de Liborio, Mari Paz, Pacífico y Manuel jamás lo sabrán. 

PD: Me entero por la prensa que el pasado día 14 falleció a los 49 años Christian Casteigts, quien fuera víctima de un atentado el 5 de febrero de 1985 en la calle Gosse de Baiona. Una bomba explotó bajo su coche y le dejó sin piernas y parapléjico, con una salud deteriorada desde entonces. Nadie reivindicó el atentado, ya que, al parecer, sus autores le confundieron con un militante de ETA. Sus familiares y amigos tampoco sabrán jamás quienes le destrozaron la vida.



2012/01/18

Fuera de lugar, fuera de tiempo

El inmovilismo de los Estados español y francés ante la estrategia unilateral activada por la izquierda independentista puede crear incertidumbre entre algunos sectores sociales, impacientes por visualizar resultados concretos al colosal esfuerzo que se está realizando. Incluso resulta comprensible que existan núcleos desengañados que intenten mantener inercias pasadas con el ánimo de desbloquear de algún modo la situación.

La reciente detención en Francia de tres presuntos militantes de la organización clandestina ETA ha provocado indignación popular, que en el caso puntual del barrio bilbaino de Errekaldeberri se ha traducido en una acción callejera de quema de contenedores. Una protesta que expresa un malestar, es verdad, pero que a su vez viene a justificar el propio inmovilismo de Madrid. El Gobierno del PP está deseando que se den estos episodios de violencia difusa para argumentar que nada ha cambiado y que, por tanto, la estrategia represiva que ha llevado estos años el Estado debe continuar sin cambio alguno.

Tanto la izquierda abertzale como Bildu Bilbao se han desmarcado de la acción de Errekalde, al considerar que queda fuera de la actual estrategia. Y lo han hecho con prontitud, antes de que la bola de nieve causada por un incidente de ese tipo se convierta en un auténtico alud mediático.

El caso es que, más allá de la propia autoría de la protesta callejera y de su limitado alcance, la misma se halla fuera de lugar. El compromiso de la izquierda independentista por las vías pacíficas y democráticas es firme y rotundo y no va a cambiar por muchas provocaciones que se produzcan. Y también se halla fuera de tiempo, porque nos encontramos en uno nuevo, el que representa la imagen del día 7 de enero en Bilbao, con decenas de miles de personas exigiendo de forma contundente y serena la repatriación de los presos, entre otras demandas.

En el camino por construir mayorías sociales y políticas determinantes no cabe la utilización de artefactos incendiarios. Ese periodo está superado. Lo que toca ahora es encender la llama interior de los ciudadanos y ciudadanas de este país para que se exprese libre y democráticamente con un mayoritario no a la imposición, a la continuación del sufrimiento, a la impostura. Un fuego liberador que transforme mentes y corazones hacia una resolución sin vencedores ni vencidos, en la que todos seamos protagonistas, en la que todos, absolutamente todos, salgamos ganando. 

2012/01/16

Pequeñas grandes cosas

Un buen día, un grupo de locos por el baloncesto decidieron apuntarse a una especie de concurso virtual para lograr su sueño: una cancha de basket reglamentaria. Hasta ahora, los cien jóvenes y adultos que conforman los diferentes equipos del Gordexola Saskibaloi Taldea (GST) entrenan y juegan en la pista del frontón Beraskola, que no reúne las medidas adecuadas.

Con el paso de los días y una inteligente política de comunicación dentro y fuera de Facebook, la pequeña Gordexola se puso en cabeza frente a ciudades como Cádiz o Vilagarcía de Arousa. Y al final, ayer domingo, se supo el resultado final: la cancha nueva se levantará en Enkarterriak.

Para muchos esta noticia parecerá una anécdota. Incluso habrá quien critique que se le haga publicidad a una compañía eléctrica, pero para la gente del GST, para los habitantes de Gordexola y, por extensión, para los de la olvidada Enkarterriak, supone una inyección de ánimo y un estímulo para seguir haciendo cosas. Contra la costumbre, un pueblo encartado se ha colocado en el mapa.

Con lamentarse, quejarse y echar la culpa a los demás no se arreglan los problemas. El esfuerzo de este humilde club de pueblo, empeñado en que el saskibaloia sea un deporte popular frente al omnipresente fútbol, es un buen ejemplo a seguir. Porque estas pequeñas grandes cosas son las que hacen mejor la vida de las personas. Los chicos y chicas del GST han sabido aprovechar la oportunidad que se les brindaba, han creído en sus posibilidades, han buscado aliados, se lo han trabajado de maravilla y han cosechado un éxito mayúsculo.
Zorionak denoei!

2012/01/08

Rajoy tiene un problema

Foto: Garazitxu
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, tiene un problema. En realidad tiene muchos más, pero el que se ha escenificado este sábado en Bilbao es, junto a la crisis económica, uno de los que más quebraderos de cabeza le va a producir. Todos sabemos que este político gallego, registrador de la propiedad, es un tipo flemático, al que le gusta manejar los tiempos y dilatar las decisiones. Es una manera como otra cualquiera de atacar los problemas, pero un exceso de flema puede conducir a que el problema se le pudra. Y el de los presos políticos vascos lleva ese camino.

Tras el anuncio por parte de ETA del cese definitivo de su actividad armada, el pasado 20 de octubre, el Gobierno de turno, ya en funciones, no pudo gestionar la cuestión como es debido. Había que esperar al 20N y sería el nuevo gobierno quien lo hiciera. De acuerdo. Pues bien, ya tenemos nuevo gobierno. Se han anunciado las primeras medidas económicas, algunas de ellas contradictorias con lo afirmado en campaña, pero del asunto que nos ocupa nada de nada.

Desde los entornos del PP, con algunos matices, se sigue insistiendo en que los pasos dados, incluido el reconocimiento del daño casuado, siguen siendo insuficientes, y que es necesario que ETA anuncie su disolución y su completo desarme. Es una legítima posición política, sin duda. Pero la política no consiste solamente en marcar la posición, sin hacer ningún movimiento. Y si no, que se lo pregunten a la izquierda abertzale, que siempre ha marcado una posición nítida, pero que también ha sido capaz en los dos últimos años de mover todo su corpus social hacia planteamientos estrictamente pacíficos y democráticos. Con notable éxito electoral, por cierto.

Hasta el momento, la postura oficial del PP, más allá de algunos desmarques puntuales de Oyarzabal o Maroto, es inmovilista. Una posicionamiento que no hace sino alimentar la estrategia de acumulación de fuerzas soberanistas, como se vio ayer en Bilbao, con más de cien mil personas reclamando la repatriación de presos y exilados, el fin del la "doctrina Parot" o la excarcelación de los presos enfermos y de los que ya tienen las 3/4 partes de su pena cumplida.

Rajoy, su gobierno y su partido pueden seguir en su inmovilismo. Están en su derecho. Pero deben saber que, si continúan con esas coordenadas, la presión va a seguir subiendo en Euskal Herria y en el ámbito internacional. Nadie va a entender a estas alturas que Madrid no haga el más mínimo gesto para asentar el camino de la paz. Sería una posición tan ruin que no se iba a entender en modo alguno.

Es cierto que el presidente español se va a entrevistar próximamente, para hablar de estos asuntos, con el lehendakari López y el presidente del PNV Iñigo Urkullu, pero quizá deba ser un poco más audaz y hablar con quienes le pueden informar más directamente de la cuestión. Una mayoría social de Euskal Herria se ha puesto en marcha y cuantos más obstáculos se pongan en su camino, más va a crecer en ilusión y en determinación, dando ejemplo de coherencia, civismo y altura de miras. El pueblo habló ayer en Bilbao. Quien tenga que escuchar, que escuche.



2012/01/03

El oxímoron de Kutxabank

Nueva imagen de Kutxabank. Marisol Ramírez/ARP
Dice el RAE que oxímoron es una "combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido". El término Kutxabank, elegido para el banco que une activos y pasivos de BBK, Gipuzkoa Kutxa y Caja Vital es, por tanto, un oxímoron de libro. Y lo es porque une en una misma expresión dos conceptos financieros divergentes a lo largo de la historia. Mientras que el primero, kutxa, caja, se ha venido en denominar a aquellas entidades de ahorro que han dedicado su principal esfuerzo al interés social, el segundo, bank, banco, se ha referido históricamente a una agrupación de accionistas privados que han puesto como objetivo principal su propio lucro. Cierto es que las cajas han devenido en muchas ocasiones en bancos y también que existen los bancos públicos, al servicio del interés general. En todo caso se trata de dos culturas financieras hasta hora contrapuestas, que parecen querer buscar un nuevo sentido en Kutxabank. Otra cosa es que lo encuentren.


Los intentos de fusionar las tres cajas de la CAPV han sido varios. De hecho sigue existiendo, de facto, una Federación de Cajas de Ahorro Vasco-Navarras, que las incluye junto a la CAN (Banca Cívica), que habría podido ser el embrión de dicha fusión. Sin embargo, otros han sido los caminos transitados, hasta dar por fin con la fórmula de la fusión fría a tres bandas en forma de banco. El acuerdo para lograrlo, debido a las aportaciones realizadas por Bildu, garantiza a priori el fin social de la entidad y la imposibilidad de su privatización. El pacto de constitución de su primer consejo de administración, suscrito por PNV y PP, abre bastantes interrogantes al respecto. 


Si la razón principal de las cajas ahora fusionadas ya daba lugar a dudas, al tratarse de entidades de origen público (diputaciones y ayuntamientos como fundadoras) que actuaban en el mercado como firmas privadas, a partir de ahora las dudas se agrandan. Ver a Mario Fernández y a Ignacio Sánchez Asiain, ex directivos del BBVA, en cargos tan destacados, tampoco ayuda a tranquilizar las inquietudes sobre el futuro devenir de Kutxabank.  


Tengo la impresión de que la aspiración central de Fernández, desde que aterrizó en BBK, es convertir al nuevo Cajabanco en un agente principal del mapa bancario del Estado español, al igual que Eroski lo es en el de grandes superficies o Iberdrola en el de las compañías eléctricas. Ese objetivo se aleja de forma evidente de la aspiración de una buena parte de los agentes políticos y sociales de convertir a Kutxabank en una palanca financiera al servicio de los intereses de las pymes y familias vascas, realizando una política de apoyo a proyectos de desarrollo propios y cubriendo las necesidades de crédito de empresas y particulares.


Se habla de que Kutxabank va a doblar su volumen de activos hasta los 150.000 millones de euros en poco tiempo, para lo que deberá comprar entidades en apuros como Catalunya Caixa o Banca Cívica. Es el paso necesario para colocarse entre los grandes del Estado español, detrás de Caixabank y BFA-Bankia. Puede que en la lógica capitalista de Fernández y sus compañeros de consejo sea lo más adecuado, pero dudo mucho que sea necesario para atender las demandas de pymes y familias del país donde han surgido las cajas ahora reconvertidas en banco. O se va por un lado o se va por el otro. O Kutxabank se convierte en una gran caja de ahorros vasca al servicio de la mayoría de la población o se concreta en un banco comercial cabecero en el Estado español, donde ya cuenta con destacada presencia en zonas como Córdoba o Madrid.  


Esa es la cuestión principal a determinar. Que los miembros del consejo de administración sean solamente del PNV y del PP es un auténtico escándalo, pero no es el asunto nuclear a debatir. Siendo quienes son puede resultar más fácil despejar la incógnita final, pero aún siendo otros protagonistas la pregunta sería la misma: O kutxa o bank. Puede que en poesía vayan bien, pero en economía no funcionan los oxímoron. 



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