2012/01/03

El oxímoron de Kutxabank

Nueva imagen de Kutxabank. Marisol Ramírez/ARP
Dice el RAE que oxímoron es una "combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido". El término Kutxabank, elegido para el banco que une activos y pasivos de BBK, Gipuzkoa Kutxa y Caja Vital es, por tanto, un oxímoron de libro. Y lo es porque une en una misma expresión dos conceptos financieros divergentes a lo largo de la historia. Mientras que el primero, kutxa, caja, se ha venido en denominar a aquellas entidades de ahorro que han dedicado su principal esfuerzo al interés social, el segundo, bank, banco, se ha referido históricamente a una agrupación de accionistas privados que han puesto como objetivo principal su propio lucro. Cierto es que las cajas han devenido en muchas ocasiones en bancos y también que existen los bancos públicos, al servicio del interés general. En todo caso se trata de dos culturas financieras hasta hora contrapuestas, que parecen querer buscar un nuevo sentido en Kutxabank. Otra cosa es que lo encuentren.


Los intentos de fusionar las tres cajas de la CAPV han sido varios. De hecho sigue existiendo, de facto, una Federación de Cajas de Ahorro Vasco-Navarras, que las incluye junto a la CAN (Banca Cívica), que habría podido ser el embrión de dicha fusión. Sin embargo, otros han sido los caminos transitados, hasta dar por fin con la fórmula de la fusión fría a tres bandas en forma de banco. El acuerdo para lograrlo, debido a las aportaciones realizadas por Bildu, garantiza a priori el fin social de la entidad y la imposibilidad de su privatización. El pacto de constitución de su primer consejo de administración, suscrito por PNV y PP, abre bastantes interrogantes al respecto. 


Si la razón principal de las cajas ahora fusionadas ya daba lugar a dudas, al tratarse de entidades de origen público (diputaciones y ayuntamientos como fundadoras) que actuaban en el mercado como firmas privadas, a partir de ahora las dudas se agrandan. Ver a Mario Fernández y a Ignacio Sánchez Asiain, ex directivos del BBVA, en cargos tan destacados, tampoco ayuda a tranquilizar las inquietudes sobre el futuro devenir de Kutxabank.  


Tengo la impresión de que la aspiración central de Fernández, desde que aterrizó en BBK, es convertir al nuevo Cajabanco en un agente principal del mapa bancario del Estado español, al igual que Eroski lo es en el de grandes superficies o Iberdrola en el de las compañías eléctricas. Ese objetivo se aleja de forma evidente de la aspiración de una buena parte de los agentes políticos y sociales de convertir a Kutxabank en una palanca financiera al servicio de los intereses de las pymes y familias vascas, realizando una política de apoyo a proyectos de desarrollo propios y cubriendo las necesidades de crédito de empresas y particulares.


Se habla de que Kutxabank va a doblar su volumen de activos hasta los 150.000 millones de euros en poco tiempo, para lo que deberá comprar entidades en apuros como Catalunya Caixa o Banca Cívica. Es el paso necesario para colocarse entre los grandes del Estado español, detrás de Caixabank y BFA-Bankia. Puede que en la lógica capitalista de Fernández y sus compañeros de consejo sea lo más adecuado, pero dudo mucho que sea necesario para atender las demandas de pymes y familias del país donde han surgido las cajas ahora reconvertidas en banco. O se va por un lado o se va por el otro. O Kutxabank se convierte en una gran caja de ahorros vasca al servicio de la mayoría de la población o se concreta en un banco comercial cabecero en el Estado español, donde ya cuenta con destacada presencia en zonas como Córdoba o Madrid.  


Esa es la cuestión principal a determinar. Que los miembros del consejo de administración sean solamente del PNV y del PP es un auténtico escándalo, pero no es el asunto nuclear a debatir. Siendo quienes son puede resultar más fácil despejar la incógnita final, pero aún siendo otros protagonistas la pregunta sería la misma: O kutxa o bank. Puede que en poesía vayan bien, pero en economía no funcionan los oxímoron. 



Estekak:

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