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2024/08/12

Olimpismo e intereses de Estado

Han tenido que llegar los Juegos Olímpicos de París para que me anime a escribir un comentario, superando la pereza que produce este calor sofocante. Escribo sobre los Juegos Olímpicos, pero no sobre deporte en sí, sino sobre algunas derivadas del mismo. Dejando a un lado los momentos icónicos ofrecidos por atletas como Armand Duplantis, con su récord mundial en pértiga, o Sifan Hassan en el maratón femenino, ganando la carrera tras haber sacado anteriormente medalla de bronce en 5.000 y 10.000 metros, ha vuelto a prevalecer el interés de los estados participantes. 

Pedro Pichardo, Jordan Díaz Fortun y Andy Díaz. Foto: Play Off Magazine

Desde los medios de comunicación se insiste en la idea del olimpismo, del deporte, del fair play, y todas esas amalgamas ideológicas. Pero la realidad es que los estados invierten inmensas cantidades de dinero en construir sus equipos olímpicos, ya que saben de la repercusión mundial que para su imagen tienen las victorias, De ahí que países insignificantes manden a sus atletas a París para probar suerte en el medallero. Obtener una medalla es más importante que mejorar los presupuestos en educación o sanidad.

2013/09/07

Madrid k.o.

La candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos de 2020 se ha quedado ahogada al borde de la playa, como suele ocurrir cuando en vez de en la humildad la estrategia se basa en la euforia y el triunfalismo. Vaya por delante que me solidarizo con todos los madrileños y madrileñas que habían puesto su ilusión y su participación en el proyecto. Ellos en ningún caso tienen la culpa del nuevo fiasco. Como tampoco la tienen los deportistas. En todo caso, Tokio se ha llevado el gato el agua. Que sea para bien.

Era la cuarta vez que la capital española aspiraba a organizar unos juegos, la primera fue en pleno franquismo, en los años sesenta, y otra vez ha salido decepcionada en el intento. No voy a entrar en las razones que han podido influir en la votación, dado que quien lo decide es un organismo presidido por el oscurantismo y el tráfico de influencias. Pero eso se sabía de antemano y no puede servir ahora de excusa.