2021/09/15

Audacia es el juego

De un tiempo a esta parte se vienen lanzando mensajes ambiguos sobre la unidad de acción de la izquierda en el Estado español. Desde las filas de Unidas Podemos se ha articulado un discurso en torno a la llegada del lobo, es decir de un gobierno del PP con Vox, que sería la hecatombe general para las fuerzas "progresistas" de ese ámbito estatal. Se agita el espantajo del regreso de la ultraderecha, que nunca se había ido, para convencer a los incautos de que la única opción posible es seguir apoyando, mal que bien, a un gobierno dirigido por el PSOE, y apoyado por Unidas Podemos y la izquierda "periférica". Nada nuevo bajo el sol.

Pedro Sánchez. Foto: lamoncloa.gob.es

Los teóricos de esta especie de compromiso histórico a la española no dicen nada de la salida democrática a ofrecer a las naciones que conviven bajo el yugo del Estado español, léase al menos Euskal Herria, Catalunya y Galiza (el caso de Canarias y Andalucía habría que verlo). El esquema es burdo, apóyame tú que si no te va a destrozar la derecha extrema. Y la pregunta que debe hacerse es si PSOE y Podemos-PCE tienen alguna credibilidad al respecto, que yo creo que no. 

El PSOE ha gozado de innumerables momentos históricos para reconocer de verdad el carácter plurinacional del Estado español y nunca ha dado el paso. Es cierto que en 1978 Txiki Benegas sujetó una pancarta en la que se defendía el derecho de autodeterminación, pero aquello fue flor de un día. Habrá que volver a recordar que en el preautonómico los diputados socialistas navarros figuraban junto a los alaveses, bizkainos y gipuzkoanos bajo el paraguas del Partido Socialista de Euskadi. Podía haber sido la llave de la solución, pero los Urralburu y Arbeloa de turno lo desmontaron todo y vuelta a empezar.

En el caso del PCE, porque Podemos es de anteayer, se ha llegado a defender el derecho de autodeterminación vasco en tiempos de Larrañaga y compañía, pero aquello era un disenso de la doctrina general del partido a nivel estatal, contraria a la separación de las naciones, pese a la cultura autónoma que representó el PSUC en Catalunya. Ni Dolores Ibarruri ni Santiago Carrillo estuvieron por la labor. 

Y yo me vuelvo a preguntar, ¿se puede seguir apoyando al Gobierno de coalición PSOE-UP para que no venga el lobo ultraderechista, sin exigir a cambio un reconocimiento de la realidad nacional de Euskal Herria? ¿Alguien se cree que Pedro Sánchez va a facilitar la celebración de un referéndum de autodeterminación en Catalunya? ¿Se puede prolongar en el tiempo esta contradicción?

Y digo más. Si el PSOE quiere prolongar su estancia en la Moncloa debería dar pasos valientes y hacer de la necesidad virtud. Sánchez, si quiere cerrar las heridas y pasar a la historia, debería escenificar una solemne declaración pública en la que reconociese la responsabilidad del Estado español en la guerra sucia, así como en la práctica sistemática de la tortura contra integrantes de la organización clandestina ETA o contra simples ciudadanos vascos "sospechosos". Con esos dos reconocimientos, añadidos al de la realidad plurinacional del Estado, buena parte del camino estaría hecho.

Pensara el lector que llevo demasiadas semanas sin escribir y que desvarío, pero conviene decir que actos de este tipo, que alguno considerara una pura quimera, son los que a la postre cambian el curso de la historia y desatascan conflictos que a día de hoy parecen irresolubles. Pablo Iglesias, que va a gozar de una privilegiada tribuna en la prensa vasca, podría aprovechar que ha dejado la primera línea de la política para ir abriendo camino en la buena dirección. Tal vez haya que emplear un poco más de audacia para impedir que el lobo se salga con la suya. ⧫

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