2021/02/28

Democracia plena

 Asistimos en estos días a un remedo de debate sobre la plenitud de la "democracia española", es decir, sobre si la tal democracia es plena o no. Lo curioso es que la duda metafísica sobre dicha plenitud sale de la boca de todo un vicepresidente del Gobierno. Que la mentada democracia fuera criticada por un anarquista o un radical comunista no sería noticia, pero que lo haga un destacado miembro del Gobierno resulta chocante.

Amaia Merino, Enrique Santiago, Irene Montero, Pablo Iglesias y Miguel Angel Llamas.
Foto: @PabloIglesias


El profesor José Luis Villacañas lo rebate en una entrevista publicada hoy. En ella dice que lo que debe de hacer el vicepresidente es utilizar su poder para cambiar lo que de defectuoso tenga esa democracia. La política a base de declaraciones y gestos tiene poco recorrido. Lo que se necesita son hechos. 

Pero no nos desviemos del tema central. Cualquier observador con cierta perspicacia puede sostener que la democracia española no es plena, como tampoco lo es la francesa o la italiana. No existe la democracia perfecta. Ahora bien, hay un camino por recorrer hacia esa utopía democrática que, por otra parte, tan solo se podría alcanzar en el marco de un sistema comunista libertario. Y ahí también surgirían problemas, sin duda.

Y en ese camino que cito, en el caso español, hay unas cuantas cosas imprescindibles por hacer. Cosas que no alcanzo a ver que se vayan a realizar a corto plazo. Por ejemplo un reconocimiento por parte de las más altas instancias del Estado de la utilización de la tortura de forma sistemática para combatir la insurgencia vasca. O una confesión solemne de la implicación de los Gobiernos de UCD y PSOE en la guerra sucia (BVE, Triple A, GAL...) con similar objetivo.  

Serían pasos importantes hacia una democracia, si no plena, al menos más homologable. Pero aunque necesarios, esos no serían los únicos pasos a dar. Es evidente que el Estado español debe reconocer la plurinacionalidad del mismo (Euskal Herria, Països Catalans, Galiza...) y articular posteriormente una solución democrática para las aspiraciones de esos pueblos, incluido el ejercicio efectivo del derecho de autodeterminación.

Esa democracia que aspira a ser plena debería también modificar su Constitución, así como derogar ciertas leyes que permiten el encarcelamiento de músicos por cantar letras incómodas para las jerarquías estatales, o que facilitan multar impunemente a manifestantes.

También debería democratizar radicalmente el Poder Judicial, sin depurar en la fase de transición del franquismo a la actual "democracia". En aquel tránsito, jueces del TOP pasaron directamente al Supremo y a la Audiencia Nacional. Todos ellos franquistas, por supuesto.

De la depuración de elementos franquistas, fascistas y demás ralea en el Ejército y las Fuerzas de Seguridad del Estado, ya ni hablamos. Ni en sueños nos podríamos aproximar a esa medida. En todo caso, lejos estamos de esa democracia plena de la que se habla, incluso de una democracia sin apellidos, pero efectiva. 

Corolario. Está muy bien que el vicepresidente de Asuntos Sociales y la ministra de Igualdad vayan al cine a ver "Non dago Mikel?" y denuncien la utilización "procesal" de la tortura. Pero mejor estaría que pidieran responsabilidades a los autores de aquel crimen (y de otros muchos) que han quedado impunes y siguen disfrutando de su sueldo de abnegados funcionarios de los servicios secretos del Estado. Si la democracia española quiere cerrar heridas deberá esforzarse bastante más que con la asistencia a un photocall, por muy novedoso que pueda parecer. ⧫

1 comentario:

  1. Anónimo11:09 p. m.

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