2018/04/17

Hay futuro

Por circunstancias que no vienen al caso, la pasada semana asistí a un encuentro en el que estuve rodeado de jóvenes, tantos estudiantes como trabajadoras. Un encuentro en el que con la disculpa de abordar las últimas décadas de la historia del movimiento obrero en Euskal Herria, debatimos sobre la situación social y laboral, sobre el presente y el futuro del sindicalismo, del socialismo y de la revolución.

Uno que ya no es tan joven suele tener el defecto del pesimismo, eso que dicen que practicamos los realistas bien informados. Observas el panorama actual del país y percibes una notable falta de punch en las reivindicaciones de clase, en las luchas de las trabajadoras. Pero resulta que no estás tan bien informado cómo pensabas, que hay actividad social, que hay sindicalismo de base, que hay grupos de autodefensa obrera en algunas ciudades, que hay jóvenes dispuestos a coger el testigo y seguir avanzando en la gran carrera hacia la liberación social de este pueblo. 

Pese a que a primera vista da la impresión de que el ambiente se ha relajado, y que la moderación es la moda imperante, surgen núcleos de resistencia, colectivos combatientes, personas que pese a su poca edad piensan noblemente en cambiar el mundo que les ha tocado en suerte.

El encuentro-charla fue, en ese sentido, enriquecedor. Personas de generaciones diferentes coincidiendo en muchas cuestiones, casi todas ellas en dirección hacia un resurgimiento de la lucha de clases en este pequeño país europeo.

Por sacar una conclusión, debo decir que los sindicatos tienen muchas cosas que mejorar, que sería interesante la construcción de una gran intersindical vasca, respetando la autonomía de cada actor, pero sobre todo, que si no tuviéramos sindicatos tendríamos que inventarlos. Todo sería mucho peor sin ellos.

Como apunte final dejar escrito que el futuro de la izquierda transformadora pasa por superar la vieja división de la Primera Internacional entre marxistas y libertarios, haciendo una mixtura con lo mejor de cada campo y mirando hacia adelante, porque el futuro, pese a los agoreros, no está escrito. Si aún hay personas que pronuncian la palabra revolución sin avergonzarse, es que hay futuro.

Por cierto, se me olvidaba un detalle. El encuentro se desarrolló en Bilbao, concretamente en Sarriko. ⧫

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