2018/03/18

Dinámicas nacionales

En las últimas semanas hemos asistido a amplias movilizaciones de diferente signo, pero en el fondo complementarias, en las que la lucha feminista y la lucha social por un sistema público de pensiones se han sucedido sin solución de continuidad. Como por ensalmo la calle ha vuelto a cobrar protagonismo y los políticos, una vez más, han tenido que ir a remolque de los acontecimientos. Es llamativo el caso del Gobierno español, que se ha desdicho de todos los anatemas lanzados previamente contra la movilización de las mujeres.


Protesta Iruñean. Jagoba Manterola - Foku
No voy a tratar hoy, porque no toca, ni de la lucha feminista, cuyo salto cualitativo ha sido exponencial el 8 de marzo, ni tampoco de la ejemplar lucha de los pensionistas, sino de un asunto tangencial a ambos asuntos. En ambos se da un desarrollo de lucha social específica, con objetivos concretos a corto y medio plazo, que ha tenido la virtualidad de unir a millones de personas en una misma dirección. 


Sin embargo, esa misma dinámica movilizadora no acaba de cuajar en torno a las luchas obreras, a las que también se puede adherir una plataforma de objetivos concretos de fácil entendimiento, como puede ser la elevación del salario mínimo, la reducción de los trabajos a tiempo parcial, el fin de los ilegales contratos de falsos autónomos o, en general, la lucha contra la precariedad laboral, que afecta especialmente a los jóvenes. 

Con una buena parte de los sindicatos viviendo en el descrédito y con una desunión sindical digna de mejor causa, es muy difícil sacar adelante un movimiento de base con tal carga de reivindicación laboral. Me pregunto si habría que empezar a pensar en modos de organización y de acción ajenos a las propias centrales, originando dinámicas que posteriormente pudieran ser acompañadas desde los sindicatos. No se trataría tanto de sustituir a estos, como de activarlos desde una nueva realidad creada ex novo.

Y estoy hablando de la realidad concreta de Euskal Herria, que es la que se suele tratar en este espacio de internet, porque las dinámicas que se impulsan en otros territorios son autónomas, respetables y dignas de ser observadas. Me refiero a la necesidad de dotar de dinámica nacional a esa futura expresión organizativa de alcance sociolaboral, que ni siquiera existe hoy en día, pero que pudiera surgir más adelante. Una dinámica en la que confluiría la sensibilidad social con la nacional, en una mixtura que entroncase con la mejor tradición de las organizaciones socialistas revolucionarias de liberación nacional que en el mundo, y en nuestro país, han sido.

Una dinámica nacional que no se aprecia debidamente en las últimas movilizaciones feministas o de pensionistas, inscritas en dinámicas amplias, incluso internacionales en el primero de los casos, enriquecedoras de por sí, pero que de algún modo disipan su carácter nacional. Ahí lo dejo. ⧫  



  

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