2017/11/12

Sin violencia todo no es posible

Durante años y años hemos escuchado argumentos del estilo "Sin violencia, todo es posible en democracia". De tanto oírlos, incluso algunos acabaron por creérselos. Ahora se demuestra, con el último desenlace del procés catalán, que eran absolutamente falaces. Medio Govern entre rejas, el otro medio en el exilio y los principales líderes sociales soberanistas encarcelados. Otra vez presos políticos, otra vez exiliados.


Oriol Junqueras, a la derecha, camino de la Audiencia Nacional.

No debemos extrañarnos. En el debate político es corriente la utilización de argumentos falaces para intentar atacar la posición del adversario y/o enemigo. Pero que sea corriente no quiere decir que sea correcto. El argumentario que ha venido utilizándose desde posturas nacionalistas, socialistas o simplemente autonomistas, carecía de rigor político. Sin violencia eran posibles ciertas cosas, pero otras no lo eran, ni lo van a ser en el futuro, como es el caso de la segregación de una parte del territorio español del resto del mismo. La unidad del Reino de España no está en discusión.


Ahora bien, al primer ministro de la monarquía, Mariano Rajoy, no le duelen prendas al afirmar que todas las ideas se pueden defender, incluso las independentistas, eso sí, sometidas al imperio de la ley. ¿Qué quiere decir eso? Muy sencillo, el truco consiste en el verbo, se pueden defender, sí, por supuesto, pero no se pueden materializar, como acabamos de comprobar en el Principat. 

Bueno, en realidad habría un camino, un tanto tortuoso, para poder materializar la idea independentista. Se trataría de proceder a una reforma de la Constitución de 1978, con el fin de que incluyese el derecho a la autodeterminación de las naciones que hoy en día conforman el Estado plurinacional de las Españas, leáse Euskal Herria, Catalunya, Galiza y, en su caso, Andalucía. 

En teoría es una opción factible, pero tan solo en teoría, ya que los representantes parlamentarios de los partidos hegemónicos en el Congreso español nunca darían el sí al reconocimiento de ese derecho, salvo en el caso de Podemos, y seguramente con diputados díscolos. El 100% de los diputados del PP, PSOE y Ciudadanos votarían en contra, con lo cual, o se produce un vuelco revolucionario en unas futuras elecciones, o el ideal independentista seguirá siendo un asunto teórico sin posibilidad alguna de hacerse realidad.

De todo ello se deduce que el argumento de que todo es posible sin violencia decae en la práctica, lo que ha llevado a las fuerzas independentistas a defender una vía unilateral a la secesión, que hoy por hoy, se antoja muy difícil de transitar. El problema del reconocimiento tácito de los resultados de un referéndum no pactado o la imposibilidad de que Estados europeos reconozcan de facto al nuevo sujeto político son muestras de que el camino unilateral está por delimitar y desarrollar. A ello se añade una tercera dificultad, como es el modo de asegurar el control efectivo del territorio por tierra, mar y aire si no se dispone de una fuerza armada acorde con esa tarea decisiva a la hora de concretar la independencia, más allá de declaraciones retóricas.Y no nos olvidemos de una cuarta dificultad, consistente en la edificación de una Hacienda propia con capacidad recaudatoria. En el caso de Catalunya, hoy por hoy, inviable, en el caso vasco algo mas factible gracias a las haciendas forales. 

No se trata hoy y aquí de defender vías violentas para la concreción de la idea independentista, sea vasca o catalana, ya sabemos por experiencia que han decaído. Se trata de dejar escrito, negro sobre blanco, que buena parte de los principales argumentos de quienes defendían (y defienden) vías posibilistas para la secesión en un Estado realmente existente como el español, son tramposos e impracticables. 

Postdata: Adoptar como única opción la vía unilateral, a la vista de las enormes dificultades de la bilateral, tampoco es la mejor solución, Si las uvas están verdes habrá que hacer que maduren, tal vez meneando la viña para que caigan al suelo. Como dice un sabio refrán español, vísteme despacio que tengo prisa o ese otro que dice que viajamos despacio porque queremos llegar muy lejos.⧫


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