Urkullu jura su cargo en Gernika. www.noticiasdealava.com |
Dejado ese pequeño apunte geográfico, habrá que señalar que la tarea a la que se enfrenta es muy complicada. Lo mejor será, como cantaban hace ya treinta años los inolvidables Derribos Arias, que Dios salve al lehendakari, porque falta le va a hacer. Tres son las cuestiones centrales que pretende atacar Urkullu: la crisis económica, la normalización política y el nuevo estatus para la CAPV.
Tiempo habrá para profundizar en las tres vertientes. Ahora lo que urge es plantear soluciones alternativas frente a ellas. Por el momento, no las conocemos. Más allá de alguna reducción de la Administración autonómica (debería comenzar por la Ertzaintza) y del latiguillo de que no hará experimentos en Economía, poco nos ha adelantado el nuevo lehendakari. Bueno, algo si. Que los temas importantes se deben tratar en el Parlamento y no en foros ajenos o que lo del nuevo estatus lo fecha para 2015.
Uno quiere abordar la crítica al nuevo lehendakari y su Gobierno con talante conciliador, más que nada por tratarse de un encartado. Pero la verdad es que pocos asideros nos está dejando para formular propuestas en positivo. En primer lugar, es cierto que el PNV fue el partido más votado, pero quedó muy lejos de la mayoría absoluta. Las opciones para alcanzar acuerdos, la palabra más repetida por Urkullu en sus intevenciones, se reducen al PSE-EE y EH-Bildu, en el sentido de que con esos grupos lograría una cómoda posición en la cámara. La tercera opción es un acuerdo con el PP que implique a Rajoy en ciertos temas de calado. No parece muy probable.
Por otro lado, las declaraciones de Egibar y Ortuzar, previsible nuevo hombre fuerte del partido, en relación a EH Bildu no ofrecen muchas opciones al pacto. Las intervenciones de Laura Mintegi y Julen Arzuaga, tampoco.
Al final, como casi siempre, queda la opción del PSE. Una opción difícil, tras el reciente paso (desastroso) de Patxi López y su equipo por el Gobierno. En todo caso, a priori se antoja como la más factible.
Urkullu, rememorando a Bartleby el escribiente, el entrañable personaje de Melville, entonaría al ser preguntado sobre la oprtunidad de ese pacto con el PSE: Preferiría no hacerlo. Estamos de acuerdo en que lo preferiría, pero con 27 escaños, a once de la mayoría, algo tendrá que hacer el político encartado para poner en marcha sus proyectos, si es que los tiene.
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