Artur Mas es recibido en la plaza Sant Jaume |
La convocatoria de elecciones anticipadas en clave plebiscitaria, más el proyecto de consulta soberanista futura, han sido las consecuencias inmediatas de la gigantesca manifestación de la Diada y del portazo de Mariano Rajoy en Moncloa a la petición de concierto económico de Artur Mas.
De todos es sabido que los procesos históricos sufren inesperados cambios de ritmo, que el agua que estaba estancada en el embalse por treinta años puede desbravarse en pocos días si las condiciones así lo facilitan. Probablemente eso es lo que está ocurriendo en el Principat, dónde hasta los diputados del PSC se sienten confundidos y no saben cómo hacer frente de forma unida a la marea independentista que les desborda. Alguno, como Ernest Maragall, ha decidido pasarse a la nueva mayoría, rompiendo la disciplina de voto y declarando su total desacuerdo con la posición de Rubalcaba.
Descontada la postura de ERC y Solidaritat, lo que más llama la atención es el paso adelante dado por Convergencia Democrática y. en menor medida, por la Unió de Duran i Lleida. El partido de Mas parece haber resuelto su encrucijada en favor del soberanismo, de un salto cualitativo en el reconocimiento internacional de la realidad nacional catalana.
Este cambio, liderado por un político que hasta ahora había dado incontables muestras de mesura, sorprende a un observador no catalán. Posiblemente, en el seno de los hogares de Catalunya, no habrá habido sorpresa alguna, dado el hartazgo existente respecto a la posición de cerrazón de Madrid. Es evidente que desde el cepillado del Nou Estatut, el recurso del PP ante el TC y el dictamen de éste órgano, a la leña acumulada sólo le hacía falta acercarle una cerilla en forma de Diada multitudinaria.
He sido tradicionalmente escéptico sobre las posibilidades de contemplar una Catalunya Lliure en el concierto europeo. Y digo he sido, porque en este momento ya no lo soy. La palabra que más se repite en los medios digitales catalanes es independencia, y eso quiere decir que la etapa de la autonomía se da oficialmente por concluida.
Nunca pensé que Convergencia fuese capaz de pilotar un proceso soberanista, ya que habrían tenido que ser ERC y el independentismo histórico quienes realizasen tal labor. Sin embargo, los continuos errores de los republicanos han puesto en bandeja a Mas la posibilidad de pasar a la historia como el líder que llevó a Catalunya a los umbrales de su soberanía.
Las diferencias de Catalunya con Euskal Herria son numerosas en muchos ámbitos, pero si la situación social y el empuje de los movimientos sociales, en este caso liderados por la Assemblea Nacional Catalana, han conseguido variar el rumbo de la política conciliadora de CiU y ponerla al servicio del soberanismo, nadie puede descartar que en nuestro país pueda ocurrir algo similar con el PNV. No es muy probable, visto lo visto, pero si a mí me dicen hace tres meses que Mas iba a ser recibido a su vuelta de Madrid con gritos de independencia, como líder de un país en marcha, las carcajadas se hubieran oído en las Filipinas.
Estekak:
- "The break-up of Spain" - Félix Bornstein [cuartopoder.es]
No olvidemos que CiU a nivel social ha sido más neoliberal que el PP, han hecho todo tipo de recortes en sanidad, en servicios sociales, en educación, y la ola independentista del 11S, que de ninguna manera se esperaban, les ha servido para apuntarse a esa ola (yo diría que de forma totalmente oportunista) y así cambiar el foco político.
ResponderEliminarPuedo estar de acuerdo en el fondo de lo que dices, pero lo verdaderamente importante no es el oportunismo de CiU, que siempre ha existido, sino que en esta coyuntura, ese mismo oportunismo le lleva a liderar el independentismo, cuando hace cuatro días era el socio polivalente de PP o PSOE.
EliminarPara mí, ahí está la clave y lo significativo de lo que está ocurriendo en Catalunya.