2012/01/08

Rajoy tiene un problema

Foto: Garazitxu
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, tiene un problema. En realidad tiene muchos más, pero el que se ha escenificado este sábado en Bilbao es, junto a la crisis económica, uno de los que más quebraderos de cabeza le va a producir. Todos sabemos que este político gallego, registrador de la propiedad, es un tipo flemático, al que le gusta manejar los tiempos y dilatar las decisiones. Es una manera como otra cualquiera de atacar los problemas, pero un exceso de flema puede conducir a que el problema se le pudra. Y el de los presos políticos vascos lleva ese camino.

Tras el anuncio por parte de ETA del cese definitivo de su actividad armada, el pasado 20 de octubre, el Gobierno de turno, ya en funciones, no pudo gestionar la cuestión como es debido. Había que esperar al 20N y sería el nuevo gobierno quien lo hiciera. De acuerdo. Pues bien, ya tenemos nuevo gobierno. Se han anunciado las primeras medidas económicas, algunas de ellas contradictorias con lo afirmado en campaña, pero del asunto que nos ocupa nada de nada.

Desde los entornos del PP, con algunos matices, se sigue insistiendo en que los pasos dados, incluido el reconocimiento del daño casuado, siguen siendo insuficientes, y que es necesario que ETA anuncie su disolución y su completo desarme. Es una legítima posición política, sin duda. Pero la política no consiste solamente en marcar la posición, sin hacer ningún movimiento. Y si no, que se lo pregunten a la izquierda abertzale, que siempre ha marcado una posición nítida, pero que también ha sido capaz en los dos últimos años de mover todo su corpus social hacia planteamientos estrictamente pacíficos y democráticos. Con notable éxito electoral, por cierto.

Hasta el momento, la postura oficial del PP, más allá de algunos desmarques puntuales de Oyarzabal o Maroto, es inmovilista. Una posicionamiento que no hace sino alimentar la estrategia de acumulación de fuerzas soberanistas, como se vio ayer en Bilbao, con más de cien mil personas reclamando la repatriación de presos y exilados, el fin del la "doctrina Parot" o la excarcelación de los presos enfermos y de los que ya tienen las 3/4 partes de su pena cumplida.

Rajoy, su gobierno y su partido pueden seguir en su inmovilismo. Están en su derecho. Pero deben saber que, si continúan con esas coordenadas, la presión va a seguir subiendo en Euskal Herria y en el ámbito internacional. Nadie va a entender a estas alturas que Madrid no haga el más mínimo gesto para asentar el camino de la paz. Sería una posición tan ruin que no se iba a entender en modo alguno.

Es cierto que el presidente español se va a entrevistar próximamente, para hablar de estos asuntos, con el lehendakari López y el presidente del PNV Iñigo Urkullu, pero quizá deba ser un poco más audaz y hablar con quienes le pueden informar más directamente de la cuestión. Una mayoría social de Euskal Herria se ha puesto en marcha y cuantos más obstáculos se pongan en su camino, más va a crecer en ilusión y en determinación, dando ejemplo de coherencia, civismo y altura de miras. El pueblo habló ayer en Bilbao. Quien tenga que escuchar, que escuche.



1 comentario:

  1. Creo que te equivocas de plano: el problema no lo tiene Rajoy sino los presos de ETA (me niego a llamarles “políticos” aunque sea por deferencia a los miles de presos políticos que llenan las cárceles de medio mundo acusados de delitos de opinión y similares). La de Bilbao ha sido la manifa de las cien mil personas de la IA. Es su poder de convocatoria y están los que están y los que son. Y punto.
    ETA –para variar- lo hizo tarde y mal, demasiado tarde. Dejó en manos del PP algo que podría haber gestionado el PSOE, quizás un PSOE en horas bajas y en una coyuntura con capacidad de influencia nacionalista. Y ahora se encuentran con un PP crecido por su mayoría absoluta, con una caverna enfervorecida y con una base social que pide a gritos mano dura con los presos, con lo que quede de ETA, con la IA, y hasta con la Virgen de Begoña si se tercia.
    Los presos de ETA tienen un gran problema y –ojalá me equivoqué- en el PP no hay ninguna intención de modificar su actual situación excepcional (sin que eso los convierta en políticos, ojo, son cosas distintas), con lo que seguirán contando con ese plus de represión extra que el Estado les aplica.

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