2011/12/22

Primer round

Iñaki Antigüedad (Amaiur)
Pasados unos días de las sesiones del parlamento español que concluyeron con la designación de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, cabe realizar algunos apuntes sobre lo ocurrido en dicho foro. Los preámbulos han estado plagados de obstáculos para la representación de la izquierda soberanista vasca, Amaiur, que por el momento no ha logrado tener un grupo parlamentario propio, con lo que ello supone de limitaciones en tiempo, trabajo y dinero. El Partido Popular ha mantenido el pulso y la representación vasca, a la vista de los resultados, tal vez haya pecado de novata a la hora de conformar una estrategia útil a su propósito.

Lo importante es que un pleno que debía haber sido copado por la crisis económica, ya que Rajoy en su discurso no mencionó el asunto vasco, pasó en su segunda jornada a ser protagonizado en buena parte por ese tema, gracias a las intervenciones de Erkoreka (PNV), Barkos (Geroa Bai) y sobre todo Antigüedad (Amaiur). El que ya es presidente español usó guante de seda con los dos primeros representantes vasco-navarros, y sacó el puño de hierro a la hora de enfrentarse a la intervención del tercero.

Es evidente que el PNV va a jugar estos meses un papel importante en los temas que atañen a Euskal Herria, porque Rajoy así lo quiere, como modo de zafarse de un entendimiento con la izquierda soberanista. Erkoreka y Urkullu van a ser una especie de intermediarios, al menos en esta primera fase, y esperemos que cumplan con su papel de forma satisfactoria.

Sin embargo, Rajoy sabe perfectamente que tarde o temprano tendrá que hincar el diente al núcleo del conflicto y que para ello deberá entenderse, de una u otra forma, con los siete representantes de Amaiur. El diálogo parlamentario entre el líder del PP y el portavoz de Amaiur del pasado martes puede ser un anticipo de lo que vendrá. Cada uno mantuvo su posición, pero al menos hubo un intercambio dialéctico en sede parlamentaria. Y lo que es más importante, las palabras de Antigüedad fueron escuchadas con atención y respeto por Rajoy y el resto de diputados. A decir verdad, hubo más normalidad en la sesión de lo que uno esperaba.

No se ha movido ninguna ficha, por ahora, pero el nuevo Gobierno sabe que la falta de movimientos por su parte contribuiría a engordar las fuerzas soberanistas, sin duda ninguna. En este país, la percepción general es que la izquierda abertzale está haciendo los deberes para superar una confrontación de muchos años. Una confrontación que ha supuesto centenares de muertos, heridos, detenidos, torturados y presos. Miles de afectados en suma. En el país vecino la percepción no es esa, recelan de los movimientos de la izquierda abertzale, pero el tiempo hará que las sensaciones vayan cambiando.

Va a costar. No va a ser fácil. El PP no va a regalar nada. Todo lo que mueva será por interés propio y para aminorar la presión que reciba desde Euskal Herria. Insiste Rajoy en cumplir la legalidad y es su deber decirlo, pero sin incumplir la legalidad se pueden hacer muchas cosas. Lo importante es que tenga voluntad de hacerlas, dejando a un lado las provocaciones que sin duda recibirá desde la derecha extrema política y mediática.

Si ha sabido aguantar esas provocaciones a la hora de conformar su gobierno, no le será difícil, ya en La Moncloa, ejercer de presidente y tomar las decisiones que estime convenientes. Es cierto que Rajoy tiene el reloj y administrará los tiempos, pero también es verdad que si se descuida y el reloj se le para, la situación se le puede tornar ingobernable.

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