2011/12/16

El PP no aprende con Amaiur

Diputados de Amaiur en Madrid.
La nube de polución que sufre la ciudad de Madrid es un fenómeno atmosférico que, al parecer, llega a afectar a las mentes de muchos de los que la respiran. Cambios como los sufridos por los filósofos Savater o Albiac, o la demagoga Díez así nos lo confirman. Los efectos de la nube son variados, pero hay uno que resalta entre todos: la incapacidad de ver más allá de sus propias limitaciones ideológicas. La nube distorsiona la realidad de tal manera que lo que es blanco en el puerto viejo donostiarra, se convierte en negro en el Paseo de la Castellana.

Lo sucedido estos días respecto a la posibilidad de que la coalición Amaiur disponga de grupo parlamentario propio atestigua los efectos perniciosos de la nube. Cuando no se quiere reconocer la realidad, se opta por la huida hacia adelante, como esos niños que padecen un miedo irrefrenable a la oscuridad o a la llegada nocturna del sacamantecas. Han estado tanto tiempo distorsionando el escenario político vasco que ahora les es imposible validar como grupo parlamentario a Amaiur, con siete escaños, mientras que el PNV alcanza cinco o UPyD+FAC dispone de seis. Son las matemáticas madrileñas.

Hay dos cuestiones previas que hay que decir antes de entrar en el meollo de la cuestión. La primera es que Amaiur no es exactamente la izquierda abertzale, como se ha conocido a este sector a lo largo de los años en forma de Herri Batasuna. Y no lo es porque se trata de una coalición en la que además de gentes de esa tradición política, se encuentran en ella gentes de Eusko Alkartasuna (ex PNV), Alternatiba (ex IU) y Aralar (ex Batasuna). La simplificación, en este y en otros casos, conduce irremediablemente al error.

La segunda cuestión a aclarar es que Amaiur tendrá más dificultades para realizar su labor en las cortes españolas si no dispone de grupo propio. Pero ese handicap no va a conseguir frenar ese trabajo. El objetivo de Amaiur no es tener un grupo, sino expresar en la tribuna parlamentaria su visión de la cuestión vasca, que es también la cuestión española. Exigir el reconocimiento del derecho a decidir también se puede hacer desde el grupo mixto, que nadie se confunda. Y además, desde ese grupo se pueden mantener relaciones fraternales con las gentes de ERC o BNG, por ejemplo.

Otra cosa es que quienes niegan a Amaiur el grupo propio, en realidad lo que desearían es que Amaiur no existiese, que no se hubiese podido presentar a las elecciones, y de haberlo hecho, que no tuviese siete diputados y tres senadores como tiene. Ese es el nivel democrático de los políticos y altavoces mediáticos que se pronuncian contra Amaiur.

El problema que tienen el PP, UPyD y sus corifeos, es que Amaiur existe, que se ha presentado a los comicios y ha cosechado más de 333.000 sufragios el pasado 20 de noviembre. Y lo ha hecho con las reglas de su democracia, no de la democracia vasca abierta y participativa que nos gustaría construir. Lo curioso es que decisiones como la tomada por los representantes del PP en la Mesa del Congreso no van a hacer sino ampliar el apoyo que los ciudadanos vascos otorgan a las fuerzas que componen la coalición, como ya se han adelantado a señalar algunos analistas. A fuer de pesados, hay que volver a recordar que en los pasados comicios celebrados en los territorios del sur vasco Amaiur obtuvo siete actas, por cinco el PNV, otras cinco el PSOE, tres el PP, dos la coalición UPN-PP y uno Geroa Bai.

Rajoy y su partido han elegido el camino de la confrontación, de la negación, un camino agotado, viejuno, intransitable en el nuevo escenario que se está abriendo en Euskal Herria. Rajoy y sus ayudantes en plaza han dejado con su decisión política sin espacio de juego a los nuevos valores del PP vasco, los Oyarzabal y Maroto, que comprobarán in situ, con amargura, las consecuencias de la cerrazón madrileña y el escaso recorrido de su incipiente discurso post-20Oc.

Y es que en Euskal Herria tenemos la suerte de que sopla a menudo el viento y nos despeja periódicamente las nubes contaminantes, no como en Madrid, ciudad en la que se han posado, desde hace demasiado tiempo, edulcorando el pensamiento político de muchos de sus habitantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario