2011/12/12

Euronación y Eurorregión

Alain Rousset y Patxi López
Las últimas decisiones tomadas por la Unión Europea van a significar, más allá de su alcance económico, un reto para los pueblos europeos sin Estado. La situación ya era complicada antes de la última semana, pero es previsible que a partir del próximo mes de marzo lo sea aún más. La crisis institucional que atraviesa Europa ha llevado a sus líderes a dar un paso adelante, en el sentido de ceder soberanía al conjunto, en detrimento de los parlamentos estatales. Por ejemplo, los presupuestos de cada estado de la Unión serán examinados por Bruselas, con lo que ello supone de cortapisa a la hora de implementar ciertas políticas. Y la política fiscal será una y, por lo que se ve, se decidirá en Berlín.

El camino emprendido no parece tener vuelta atrás, y quienes a él se oponen, como el Reino Unido, deberán optar a medio plazo por subsumirse en el acuerdo general o iniciar un camino independiente de la UE. Si la cesión de soberanía, sea en relación a la City o a otra cuestión, lo mismo da, puede llevar a semejantes desencuentros, que no pasaría en relación al reconocimiento de nuevos socios en una mesa que con Croacia va a ser ya de 28 comensales.

Existen analistas como el lehendakari Ibarretxe que defienden lo contrario. Incluso afirman que las posibilidades de Euskal Herria como estado soberano en Europa aumentarán con el tiempo. Es una opinión a tener en cuenta, pero visto lo visto no creo que vayan por ahí los tiros. Al contrario, la cesión de soberanía que se avecina está liderada precisamente por dos de los principales Estados de la Unión, Alemania y Francia.Que de ahí surga una Europa Federal o unos Estados Unidos de Europa es otro cantar.

Lo que no se puede negar es que son los estados-nación de toda la vida, el alemán, el francés, el británico, los que cortan el bacalao en los salones de Bruselas. Y a esa fiesta siguen sin estar invitados las naciones sin Estado como Euskal Herria. Es probable que hoy (por los avances internos que se están dando) estemos más cerca de la invitación que hace cinco años, pero hasta que no se den pasos efectivos en esa dirección, las dudas seguirán ensombreciendo el escenario.

Y de la Euronación pasamos hoy a la Eurorregión, por obra y gracia de los presidentes de Aquitania y Euskadi (CAPV), Rousset y López. En Gasteiz se ha firmado la constitución de la Asamblea de la Eurorregión Aquitania-Euskadi, que ha adoptado la forma jurídica de Agrupación Europea de Cooperación Territorial (AECT). Se trata de una fórmula usada en otros lugares del continente para coordinar los esfuerzos interregionales en diferentes materias. La Asamblea se inicia con la clamorosa ausencia de Nafarroa Garaia, a la que se le dejan las puertas abiertas para una posible incorporación futura.

Es una herramienta limitada, que se centrará en asuntos de infraestructuras y medio ambiente, pero como se suele decir, Dios escribe derecho con renglones torcidos. Es una oportunidad de colaboración entre vascos de ambos lados de la muga, tiene su sede en Hendaia y si en un futuro sus gestores son otros, puede convertirse en un instrumento valioso.

No cabe darle más importancia que la que tiene, pero tampoco es conveniente despachar el asunto como si de una gacetilla intrascendente se tratara. Todo lo que sea romper el esquema intelectual de los Estados, las marcas que separan a un pueblo en dos partes imposibles de reunir, tiene que ser bienvenido.

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