2010/02/13
En serio
Tengo temporadas en que me da por pensar que el problema que tenemos entre manos, y que sigue sin resolverse desde hace tanto tiempo, está desvirtuado, desactivado. Vamos, que no nos lo tomamos demasiado en serio, al menos la gran mayoría de la población vasca. La gente va tirando adelante con sus vidas, de mejor o peor manera, en tanto el llamado conflicto sigue colgado de las ramas más altas del árbol, y no consigue aterrizar.
Mientras la mayoría de la población se mantenga aparte, encogida de hombros, esperando el milagro, no habrá nada que hacer. No estamos ante un asunto privado entre dos pequeños bandos que se disputan la supremacía. Lo que viene a denominarse conflicto nos atañe a todos, a unos más que a otros, pero a todos. ¿Quién no tiene a algún familiar, amigo, vecino o conocido que ha sido en alguna ocasión detenido, interrogado, torturado o incluso encarcelado? ¿Quién no conoce a algún concejal, representante político, empresario o periodista que debe vivir protegido con escoltas día y noche?
No trato aquí de equiparar situaciones, ni siquiera de buscar supuestas equidistancias. Pertenezco desde hace décadas a uno de los lados de la barricada y por ello estoy mucho más cerca del sufrimiento de presos y familiares. Y no veo nada de malo en ello. Al contrario, desde el conocimiento de esas situaciones es más fácil construir reflexiones en busca de la superación del actual bloqueo. Creo que la izquierda independentistas está haciendo un notable esfuerzo en ese sentido. Algunos dirán que lo hace por pura necesidad de supervivencia política. No lo sé, tal vez haya algo de eso, pero creo que más bien se trata de una evolución, de una maduración, que a medio plazo debe de dar buenos frutos a este país.
En cambio, en el otro lado, observo posturas enquistadas y demasiado odio. Yo puedo entender que los familiares de Jose María Félix Latiegui reivindiquen su memoria y exijan justicia de la forma en que estimen oportuna. Lo que es menos comprensible es que gentes que nunca han estado implicados en el conflicto directo, azuzen desde sus tribunas mediáticas al rencor, el odio, el apartheid político y la xenofobia ideológica.
En este pequeño país de tres millones de personas cabemos todos, los de derechas y los de izquierdas, los vasquistas y los españolistas, los empresarios y los trabajadores. Pero necesitamos construir un marco de convivencia en el que todos los proyectos puedan ser, si concitan la mayoría necesaria, viables. En que todas las ideas sean tenidas en cuenta en un plano de igualdad, sin trampas ni censuras previas. En una democracia no puede haber temas tabú.
En la actualidad existe un sector de la población ilegalizado, ninguneado, perseguido y estigmatizado. Un sector al que se le trata como al apestado político desde que se abrió la consigna "Todo es ETA". Una consigna inasumible desde la lógica jurídica, desde la pura objetividad analítica. Somos muchos miles de personas en este país que, sin tener relación alguna con ETA, defendemos la independencia y su proclamación por vías exclusivamente políticas, democráticas y pacíficas. Miles de personas que tenemos nuestros derechos más básicos cercenados por un Estado que es incapaz de entender lo que ocurre en Euskal Herria, que jamás ha intentado comprenderlo. Ya va siendo hora de que dé algún paso.
Yo no pido que me regalen nada. Solamente deseo que nos empecemos a tomar las cosas en serio. Que optemos de una vez por el entendimiento y el diálogo entre diferentes. Estoy seguro de que, si así lo hacemos, desde el respeto mutuo, alcanzaremos más temprano que tarde un gran acuerdo nacional en el que todos nos podamos ver representados.
[Añadido 2010-2-15: La comunicación de la izquierda abertzale sobre el resultado de sus asambleas territoriales realizadas este fin de semana confirma que el esfuerzo del que se habla en el comentario está ya en fase de implementación. Ahora resta por ver la reacción del resto de agentes independentistas de este país. Esto va en serio]
ESTEKAK:
- Nota de Prensa de la Izquierda Abertzale
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