Hace unos días, mientras me encontraba buscando datos sobre una huelga obrera, topé con una página que me llamó la atención. Uno tiene una edad en la que pocas cosas le sorprenden, pero ésta lo hizo. El lector tiene que retrotaerse al uno de marzo de 1963, pronto hará 47 años. Un viernes cualquiera en una ciudad como San Sebastián, que no Donostia, y entre las manos lleva un ejemplar de "Unidad", el diario guipuzcoano de la tarde.
La primera página del diario nos anuncia que "Falló el secuestro de Bidault en Londres". Dirán ustedes, ¿quién demonios era este Bidault? Se lo resumiré en dos palabras: George Bidault, ex primer ministro francés, primero dirigente del llamado "Consejo Nacional de la Resistencia", posteriormente ligado a la OAS en relación con la guerra de Argelia. En resumen, un buen tipo. Ahora bien, el resto de noticias de la portada no nos dicen gran cosa. Una explosión de gas con dos muertos en el hotel Ritz de Madrid, el regreso a la ciudad de la fanfarre de Gaztelubide y un pequeño anuncio en el faldón sobre una liquidación en Calzados Marta, de la Alameda.
Tenemos que pasar a la página tres para llevarnos algo a la boca. Bajo un espectacular cintillo con la leyenda "Euskalerria", un titular aún más llamativo: "El País Vasco, tema de estudio". Lo firma Luis de Cantabria, seudónimo que esconde la personalidad del periodista eibartarra José Luis Zubiaurre Armendia. El texto que inaugura la sección insiste en las particularidades del País Vasco en diferentes ámbitos y, citando a Julio Caro Baroja, lo emparenta más con regiones alpinas alemanas que con las zonas del entorno. Añade Cantabria-Zubiaurre que el "pueblo vasco presenta determinados rasgos particulares y diferenciados, propios de lo que se entiende por cultura".
Sin embargo es en la presentación de la nueva sección donde mejor se aclara la posición de la dirección del diario, al comenzar la misma con el siguiente párrafo: "Damos comienzo bajo el título de "Euskalerria", que tantas evocaciones despierta en el corazón y en la mente del pueblo euskeldun, una tarea que calificamos de ímproba, aunque se diga que no hay trabajo más fácil, pero tampoco más difícil, que hablar y tratar de aquello que se ama". Es cierto que a continuación enmarca la intención de situar los avances que se dan en esa Euskal Herria de la que habla en el "engradecimiento y enriquecimiento del común tesoro de la historia patria". No podemos olvidarnos de las circunstancias del momento, del franquismo puro y duro que se vive en la época, de que se trata de un diario del régimen fuera de toda sospecha, de que cualquier "veleidad separatista" sería penada con la cárcel.
En todo caso la presentación apunta que "esta nueva sección bajo el epígrafe de "Euskalerria" quiere ser, en concepción periodística, continuadora de otras dedicaciones que fueron en su día fuego sagrado y norte de las cosas del país. Y como una de aquellas publicaciones decimos también a nuestros lectores que en el trabajo diario de esta sección tendremos en cuenta todo lo relacionado con la tierra vasca, con el pueblo que la habita, con la lengua que suena en labios de este pueblo, con sus instituciones, con el desarrollo económico e industrial, con el arte, con la música, con el folklore...". Toda una declaración de intenciones.
La cuestión que me ha obligado a incluir tan largas citas es subrayar la relatividad de las cosas. A veces nos llamamos a engaño con los gestos que realizan algunas instituciones, partidos, medios de comunicación o personas particulares en el reconocimiento de la realidad nacional vasca. Nos llena de satisfacción que el lehendakari López se digne en leer un poema en euskara en su acto de toma de posesión, ¿acaso habría que leerlo en inglés? Elevamos lo natural a categoría y colocamos como signo de reconocimiento una mera estrategia de marketing político.
No debería ser noticia que "El Diario Vasco", periódico guipuzcoano de Vocento, dedique seis de sus páginas, varias en euskara, además de una gran fotografía en primera, a la final de la Bertsolari Txapelketa 2009 en Barakaldo. Se trata de una manifestación cultural de primer nivel que reunió a 14.500 personas. Lo penoso es que "El Correo", periódico vizcaíno de Vocento, le dedique tan sólo dos páginas, en castellano, al evento.
Puestos a comparar, da la impresión de que el "Unidad" franquista de 1963 estaba ya entonces por delante de "El Correo" de 2009 en estas cuestiones. No quisiera descorazonar a nadie, pero queda muchísimo camino para alcanzar una auténtica normalización cultural, 34 años después de la muerte de Franco. Y si alguien lo duda que se lo pregunte a los responsables de "Euskaldunon Egunkaria", el único diario euskaldun que teníamos cuando lo clausuraron, que asisten estos días en la Audiencia Nacional española a un juicio que nunca debió de comenzar.
Conviene situar las cosas en su sitio. Valorar las cuestiones en un contexto más amplio, de décadas, a ser posible. Estamos asistiendo en estos días a la demonización del término Euskal Herria en los libros de texto escolares, con argumentos impresentables, que lo relacionan con el nacionalismo excluyente e irredento, el vasco por supuesto. Los ignorantes que se atreven a abrir la boca para decir tantas tonterías deberían leerse el ejemplar de "Unidad" citado. Tal vez se darían cuenta de que detrás de ese término, que tanto se unce al de terrorista, se esconde la tozuda realidad de un pueblo que ha existido, que existe y que existirá. De un pueblo que no pudo ser asimilado por el franquismo español ni por el jacobinismo francés y que, con toda seguridad, tampoco lo va a ser por la actual conjunción españolista que protagonizan PSOE y PP-UPN.
Euskal Herria es una realidad tan evidente, tan viva, que ninguna estrategia política, por maquiavélica que fuese, va a ser capaz de arrojarla a la basura de la historia, como algunos pretenden. Y termino este apunte en Barakaldo, no por casualidad. Porque José Luis Zubiaurre, aunque nacido en Eibar, vivió buena parte de su vida en Barakaldo, el mismo lugar en el que el domingo, el veterano bertsolari Joxe Agirre, al entregar la txapela a Maialen Lujanbio, expresó un sentimiento tan anhelado por quienes deseamos una Euskal Herria soberana. "Bil gaitezen elkargana/ denok batera egin lana/ ia Euskadira ekartzen degu/ orain falta dana." No se puede decir tanto en tan pocas palabras.
[Publicado en nabarralde.com]
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