2009/12/29
Lo espectacular manda
Asistimos atónitos a una aceleración imparable del espectáculo. Todo se ha convertido en espectacular. Ya no hace falta acudir a la carpa del circo para comprobar que nos consumimos en medio de las llamaradas de la foto, del video, de las palabras gruesas, o del portero de fútbol meando contra la valla publicitaria.
Todo aquel que contemple a menudo los informativos de televisión se habrá dado cuenta de ello. Hace tiempo que las llamadas "imágenes impactantes" han sustituido a las noticias de toda la vida. El motivo es que las noticias, tan farragosas ellas, no venden, mientras que el espectáculo sí. Todos los medios buscan aumentar sus audiencias para contratar la publicidad a mayor precio, y ahí radica el mal que nos recorre la columna vertebral cada día.
De B.H. Obama no importó casi su programa (que incumple reiteradamente), sino su cara de afroamericano y su buena dicción en los mitines. Ese fue el bagaje que le aupó a la White House. De Berlusconi no nos importan sus leyes, ni sus medidas económicas, que puede que sean inteligentes, sino sus amiguitas y la hostia que le propinó un señor, al parecer con sus facultades mentales oxidadas. Del Papa católico no preocupa su apoyo a lo más reaccionario de la llamada iglesia, sino su caída al suelo, arrastrado por una fan compulsiva, con las facultades también oxidadas.
Los programas televisivos que arrasan en las encuestas son los de pan y circo, realitys de andar por casa, debates verduleros sobre duquesas, toreros y sus respectivos acompañantes, y jaulas de grillo políticas sobre si Zapatero es o no es.
En internet pasa lo mismo, te cuelan fotos retocadas de John F. Kennedy en una orgía de yate y champagne o el último photoshop de Belén Esteban. Y todo circula a velocidad de vértigo, impulsado por las llamadas redes sociales, los foros y los comentaristas "profesionales" de webs y blogs, tocando a rebato con ideas puras que van del falangismo al marxismo-leninismo de oerreté rediviva. Existen activistas que se dedican día y noche a montar grupos sobre las cosas más inverosímiles, que te invitan treinta veces para que te sumes a sus absurdas iniciativas.
Nos queda, eso sí, el silencio. Apagar el televisor, la radio, el ordenador o el teléfono móvil, y dedicarnos a mirar el paisaje, aunque no sea de parque natural, o a leer un buen libro, que los hay y muchos. Incluso se puede optar por hablar en directo, sin recursos tecnológicos, con alguna persona cercana sobre temas diversos. El tema es, en estos casos, lo de menos.
Total, que se acaba un año en que lo espectacular ha vuelto a silenciar lo importante, en que hemos estado dominados por los aparatos ideológicos del sistema (que viejo suena eh!) y a merced de sus oleadas de gritos y barullos. Esperemos, modestamente, que en 2010 el agobio de tanto espectáculo baje un poquito.
PD: El encarcelamiento en Dinamarca de Juantxo López de Uralde es un abuso sin justificación. Juantxo aske!
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