Víctor bravo, ex senador del PNV.La iniciativa tomada por la Hacienda pública guipuzcoana, en aras a restablecer el patrimonio "aligerado" por Víctor Bravo y su entorno, vuelve a poner en entredicho las buenas prácticas seguidas por algunas gentes afiliadas o nombradas por el Partido Nacionalista Vasco. En este caso, entre los implicados en el caso se encuentran el mencionado ex -senador, su esposa. Arantza Arbelaiz, (ex presidenta del Tribunal Económico-Administrativo de la Diputación) y Rufino Eizagirre (ex jefe de la oficina técnica de Joxe Juan Gonzalez de Txabarri).
Más allá del ejemplo que la actividadas denunciadas ofrezcan a la ciudadanía, cansada de tanto escándalo financiero y de corrupción, corresponde al partido afectado tomar las medidas adecuadas para dejar clara su no implicación en semejantes fangos. Sin embargo, en el caso mencionado, no parece que esa sea la línea de conducta seguida, Al contrario, la estrategia del PNV de Gipuzkoa parece encaminada a pasar de puntillas por el asunto, esperando que los tribunales decidan, y confiando en que el tiempo todo lo olvide.
Una estrategia errónea, que no hace sino apuntalar las sospechas sobre el buen funcionamiento del partido en asuntos de dinero. Ahí está el nuevo caso denunciado en Osakidetza para corroborarlo. El máximo responsable del partido en ese territorio tiene que afrontar los hechos en su verdadera gravedad y teniendo en cuenta su relación con el señor Bravo, actuar en consecuencia. De lo contrario, la desconfianza seguirá, lamentablemente, en aumento.
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