
Nos encontramos ante unos comicios amañados en los que el grueso de la izquierda independentista se ve impedida a acceder a los escaños del parlamento autonómico que se conformará en marzo. Un parlamento que no va a reflejar la realidad de la CAPV en ningún caso, sino que será una mera aproximación. Dicho esto y a modo de urgente ejercicio de pedagogía, planteo las posibilidades de ejercer el voto de que dispone un ciudadano independentista este domingo.
Como primera opción se presenta la de no acudir a los colegios electorales. Ante la evidente farsa electoral del domingo, muchos tendrán la tentación de dedicar el día a pasear por el monte, acercarse al mar o quedarse en casa leyendo una buena novela de Musil o de Sarrionandia. Es una opción legítima y justificada, a la que no se pueden poner demasiados peros, salvo que a la hora del recuento no será tenida en cuenta y se computará en el mismo montón de los miles de ciudadanos que no votan habitualmente por desidia, por asco, por pereza o por ignorancia, vaya usted a saber.
Si la opción, en cambio, es acudir a la mesa electoral. las posibilidades son varias, siempre que se mantenga un criterio amplio sobre el significado del término independentista. Primordialmente entendemos que las candidaturas de Eusko Alkartasuna y de Aralar podrían entrar dentro de esos parámetros, no así las de EAJ-PNV, claro está.
En el caso de EA, el mensaje de campaña es claramente independentista y el pero que se puede poner se sitúa en la trayectoria seguida en estos años, sirviendo de muleta al discurso y a la gestión paticorta de Ibarretxe y el EAJ-PNV. Es cierto que se han atrevido a ir en solitario a las urnas, pero habría que darles más tiempo para verificar si su intención es decantarse de una vez por las filas del independentismo o proseguir en el establecimiento de alianzas más o menos firmes con el autonomismo jelkide. ¿Alguien duda de que darán sus votos a Ibarretxe para que siga de lehendakari? ¿Ese es el programa independentista de EA?
En el caso de Aralar, nadie sabe a ciencia cierta cuál es su politica en este terreno. Eso sí, en caso de necesidad, y si consiguen representación, que está por ver, darían el voto a Ibarretxe para que continuase como lehendakari, como ha afirmado su candidata Ezenarro. Un verdadero programa de cambio, progresista y de izquierdas el de Aralar, al que hay que sumar las bochornosas declaraciones de Zabaleta, afirmando que el Estado español ayuda a la izquierda independentista. Por lo tanto, votar a EA o Aralar se traduce a la postre en apoyar a Ibarretxe-PNV.
Por último, y pese a la rabia y el cansancio que se detectan en ciertos entornos, queda el voto a las papeletas ilegalizadas de D3M. Muchos sostendrán que es un voto que va a la basura, que no sirve de nada y que mejor sería emplearlo en sostener candidaturas legales. Pero lo cierto es que esos votos a D3M, efectivamente anulados por la legalidad vigente, van a ser puestos en valor el día 2 de marzo. Pero no por la izquierda independentista, que también, sino por el Estado español y todos los partidos del arco legal, que volverá a comprobar que una parte significativa de la ciudadanía de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa no está conforme con el actual estado de cosas y desea un cambio profundo.
Es evidente que votar a una candidatura invalidada legalmente requiere de una fe a prueba de fuego, pero hay que considerar que sobre esas miles y miles de papeletas se puede construir un nuevo escenario de diálogo y negociación que nos permita superar esta fase políitica y entrar en una nueva, más favorable para los intereses del independentismo. He ahí el reto decisivo de este domingo.