2016/11/17

De la normalidad y sus derivados

Después de diez años se han reunido de forma oficial, con fotógrafos y cámaras de televisión presentes, sendas representaciones del PSE-EE y de EH Bildu. En principio, una reunión de este tipo ni tan siquiera tenía que ser noticia, por tratarse de algo habitual en una democracia. Sin embargo lo es, ya que diez años sin reuniones es mucho, aunque es cierto que contactos discretos si que ha habido en este tiempo, en especial de la mano del ex presidente del Partido Socialista de Euskadi Jesús Egiguren.

Reunión PSE-EE-EH Bildu en Bilbao.
Que sea noticia, que lo recogan los medios, es señal de la falta de normalidad que vivimos en nuestro país, léase Euskal Herria. Pero hay que decir, al mismo tiempo, que hablar de normalidad resulta ciertamente arriesgado, e incluso contradictorio. ¿En qué consiste la normalidad? Define el DRAE el término normalidad del siguiente modo: "Cualidad o condición de normal" y ésta última palabra, en su primera acepción, "Dicho de una cosa, que se halla en su estado natural". Perfecto.

Ahora se preguntarán ustedes cúal es ese estado natural de las cosas y entonces podemos empezar a escribir un voluminoso libro de mil páginas sin hallar la respuesta adecuada. ¿Es el estado natural de las cosas que en nuestro país exista una presencia policial tan desmesurada? ¿Es el estado natural de las cosas lo sucedido en Altsasu? ¿Es el estado natural de las cosas que el servicio de Cercanías de Bilbao o Donostia siga siendo gestionado por Renfe? ¿Que el llamado Estatuto de Gernika siga incompleto casi 40 años después de su aprobación? ¿Que sigan habiendo centenares de presos a cientos de kilómetros de sus familias? ¿Que sigan habiendo presos? 


El caso es que Arnaldo Otegi ha pronunciado, se supone que con la mejor de las intenciones, la palabra normalidad, para destacar el avance que supone la reunión con los socialistas: "una foto que dota de normalidad al país" ha dicho el líder abertzale. Y es verdad que el hecho transmite una cierta normalidad. Pero no está claro qué se persigue con esa normalización. Si se trata de avanzar en la democratización del Estado y de todas las instituciones de él dependientes, bienvenida sea. Si se trata de afrontar un proceso de normalización, que equipare la situación vasca con la del resto del Estado, mejor ni empezamos.

Estructurar una sociedad en base a una norma, a una escuadra determinada, no resulta atractivo para quienes aspiramos a tener la mayor libertad posible, como personas y como pueblo. Da la sensación de que todo lo que se asocia con normalización va precisamente en contra de todo lo que se asocia con liberación. Que el empeño en la normalidad recae en quienes quieren mantener el estatus quo, y que quienes queremos cambiarlo, transformarlo (por vías democráticas y pacíficas por supuesto) no apostamos por esa normalidad sino por una alternativa global a la misma.

Es posible que exista una mayoría social en nuestro país favorable a mantener una normalidad, un estado natural de las cosas, que tapone las vías a la insurgencia, en definitiva, al cambio. Pero aunque así sea, el deber de quienes alguna vez hemos soñado con un país libre, rojo y en paz es contribuir a acumular fuerzas en pro de ese cambio, no en realizar ciabogas hacia una normalidad que ahogue nuestras ansias libertarias. A escasos días del aniversario de su muerte, traemos aquí las palabras de Buenaventura Durruti: "A nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones". Dicho queda.


Estekak:

EH Bildu y PSE se reúnen en Bilbo para una fotografía "que dota de normalidad al país" - naiz.eus

Etorkizunean "elkarlanean" jarraitzeko borondatea agertu dute EH Bilduk eta PSE-EEk - berria.eus

El PSE muestra su disposición a colaborar con Bildu en la Cámara en un encuentro inédito en la última década - elcorreo.com

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