2013/02/28

Sarrionandia en "El Correo"

El pasado domingo asistimos a un acontecimiento que reúne en sí mismo una profunda significación cultural y política. Las paǵinas del diario "El Correo" de Bilbao, conocido durante muchísimos años por El Correo Español-El Pueblo Vasco, ofrecían a sus lectores una larga entrevista con el escritor euskaldun, exiliado desde 1985, Joseba Sarrionandia.

Se trata de un acontecimiento por múltiples motivos, tal vez el principal sea que rompe con un modo de entender el país que ha supuesto hasta el presente que unos y otros nos demos la espalda y no nos reconozcamos como vascos.

Por un lado, el diario que recoge la entrevista ha tenido una trayectoria ligada al falangismo, que lo fundó como "El Correo Español" tras hacerse con la histórica cabecera de "El Pueblo Vasco" una vez tomada Bilbao por los "nacionales". Una trayectoria estrechamente conectada al franquismo, luego a la monarquía española que le sucedió y en todo momento a la unidad indisoluble del Estado español.   

Por el otro lado, aparece la figura de Sarrionandia, escritor relevante dentro del canon de la literatura vasca y a su vez militante clandestino, apresado y encarcelado, fugado de la prisión de Martutene en una huida épica y fuera del país desde hace décadas. A día de hoy, según parece, sin causas pendientes ante la Audiencia española.

En tres hojas de papel se juntan por un día dos mundos que hasta ahora no se habían reconocido. Dos mundos muy diferentes, pero dos mundos realmente existentes en Euskal Herria. El paso dado por los dos símbolos contrapuestos es paradigmático, en cuanto rompe con el estatus quo vigente durante muchos años. Un paso que puede contribuir a allanar el camino del reconocimiento mutuo, un reconocimiento que se va a realizar desde la distancia política y cultural, como es lógico y natural, pero que no por ello deja de ser un reconocimiento del otro.

La entrevista de "El Correo" a Sarrionandia no va a cambiar la historia del periodismo cultural, ni la historia de la literatura euskaldun. Supongo que tampoco lo pretendía. El escritor aborda en ella asuntos literarios y políticos. Mantiene su conocida voz crítica e independiente y no se esconde ante ninguna cuestión, pese a llevar 27 años desterrado de su Durangaldea natal.

Y como pasa siempre que ocurre un acontecimiento de este calibre, habrá quienes levanten su voz desde un lado y otro, considerando los aspectos negativos del hecho. Unos pensarán que un diario institucional ha concedido una entrevista a un escritor proetarra y otros argumentarán que el icono de la resistencia cultural vasca ha cedido posiciones frente al todopoderoso Vocento. Es evidente que para hacer una tortilla, previamente es necesario romper la cáscara del huevo. Eso es lo que han hecho Iñaki Esteban y Joseba Sarrionandia para alegría de muchos y melancolía de unos pocos. Al menos yo me apunto a la mayoría.

No es probable que a partir de esta entrevista todo se convierta de color de rosa. Sería de necios pensar así. La realidad demediada de este país no se cura con la publicación de tres apretadas paǵinas en el diario bilbaino de mayor tirada. Se necesitan muchas más entrevistas, más reportajes, más iniciativas... para que el reconocimiento se vaya convirtiendo en convivencia más o menos razonable. Dice Sarrionandia al final de la entrevista: "Pienso que entre todos podríamos hacer algo para que el país sea más habitable". Un deseo que a medida que se vaya asentando el aún débil proceso de cambio en Euskal Herria, será compartido por más y más ciudadanos.    

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