2008/06/29

Atando cabos

Distinguir entre lo fundamental y lo accesorio es una virtud que no siempre está al alcance de todos. Por eso se suelen producir confusiones y malentendidos que, a veces, llegan a causar serios problemas. En el asunto que nos ocupa, que no es otro que la famosa consulta de Ibarretxe, sucede algo de esto. Por lo tanto, conviene ir atando cabos.

Lo primero que debo decir es que el estar a favor de un sí en el pleno del pasado viernes, no se debe traducir automáticamente como un sí, en una hipotética consulta, a las dos conocidas preguntas. El viernes se dilucidaba entre un sí o un no a que el pueblo (de la CAPV en este caso) pueda ser consultado. Una formación de izquierdas no puede nunca decir que no a que se consulte a la ciudadanía, por lo que la posición que adoptaron las parlamentarias de EHAK entra dentro de ese esquema, aunque hubiera sido más clarificador un voto afirmativo de todo el grupo.

La política es definición y estoy seguro que muchos ciudadanos vascos se sentirán confundidos al escuchar los reproches lanzados a Ibarretxe y el posterior sí a su Ley de Consulta. Si tan malo era todo, se vota que no y punto, sin falsos complejos, y si se estima que puede suponer un avance, aunque sea muy pequeño, se vota que sí. Es así como lo veo.

Pero ese trámite ya está superado y comprobamos que el mensaje de fondo de la izquierda independentista se va a cumplir, como si se tratase de un guión cinematográfico. Por un lado, Madrid contesta que el plan irá al cajón de donde salió, en un alarde de espíritu democrático que nos retrotrae a tiempos pretéritos. Por el otro, el PNV lanza mensajes de acatamiento de la legalidad vigente, absolutamente contradictorio con el propósito de la consulta. Si de lo que se trata en política es de respetar la legalidad vigente, ahora no conoceríamos los Estados Unidos de América, que serían una serie de territorios dependientes de la monarquía británica. Y tampoco conoceríamos la república francesa, porque la Revolución de 1789 no habría sucedido.

Si la política tiene algún sentido es precisamente el de la adaptación de las instituciones a la voluntad de la mayoría y no el de la adaptación de esa voluntad mayoritaria a la realidad institucional existente. Si Fernández de la Vega quiere meter el proyecto en un cajón es porque sabe de sobra que, de producirse la consulta, saldrá que sí. Si tuviera la seguridad de que la ciudadanía de la CAPV iba a decantarse por el no, los encajes legales de la misma quedarían en segundo plano.

Es curioso al respecto que el presidente español, Rodríguez Zapatero, afirme en una entrevista que la consulta no se va a producir porque "el Gobierno Vasco no dispone de urnas ni de administración electoral". ¿Es ese el verdadero problema? Además, todo el mundo sabe que el Gobierno vasco sí dispone de urnas y de administración electoral, por tanto Zapatero se escabulle del asunto con una frase que no responde al debate central.

Porque detrás de todo el asunto, se encuentra el derecho de autodeterminación del pueblo vasco. Así de sencillo. Las enrevesadas preguntas de Ibarretxe y todo el proceso sucesivo, nos pondrían ante un referéndum de autodeterminación en 2010. Y desde la izquierda independentista hay que repetir que ese referéndum debe abarcar a todo el territorio nacional, a lo que venimos llamando Euskal Herria, y no solamente a la CAPV. Ese es el gran déficit de todo.

El otro, más pedestre, es que en realidad el PNV no está dispuesto a seguir adelante una vez que Madrid mande a parar. Se harán las víctimas y convocarán unas elecciones, en las que probablemente no habrá listas de la izquierda independentista. Ellos querrán ocupar ese espacio político y puede que en alguna medida lo logren. Sin embargo, el grueso de la izquierda independentista, al menos eso espero, se mantendrá firme en su proyecto nacional, pese a los ardides de Ibarretxe, Urkullu y Egibar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario