Sobre medios y fines

El ministro de la Gobernación, Alfredo Pérez Rubalcaba, por cuyas venas corre sangre jacobina, ha dejado las cosas bien claritas: «Si el lehendakari plantea al Gobierno cosas parecidas a las que dijo ETA, le diremos lo mismo, que no». El jefe de la Policía Nacional y la Guardia Civil (e incluso del Ejército -en funciones-) advierte que España dirá siempre que no al derecho de autodeterminación, «lo plantee quien lo plantee, ETA o el propio lehendakari».

Las afirmaciones del superministro vuelven a poner de manifiesto que lo que de verdad preocupa en Madrid (y en París) no son los medios utilizados en la defensa de ese derecho democrático, sino los fines en sí mismos. Es decir, es la reivindicación última la que es reprobable, ya que para ellos es igual que la misma se realice desde el ámbito civil e institucional, o que se haga desde una estrategia insurrecional.

Al parecer, y me remito a las palabras de Pérez Rubalcaba, tanto da que se haga de forma pacífica o violenta, la cuestión de fondo es que lo que se esconde detrás de la fórmula del «derecho a decidir» es la posibilidad de que Euskal Herria deje de estar sometida a España (y a Francia).

Llevamos tantos años discutiendo sobre tácticas y estrategias, frentes nacionales, procesos soberanistas, centralidades varias y hasta sobre el propio nombre de nuestra nación, y, héte aquí, que el minisro español de la Gobernación nos aclara las cosas en un par de frases. Ahora sólo falta saber si nos damos definitivamente por enterados y obramos en consecuencia o si seguimos, como hasta ahora, observando a la luna a través de un cielo nublado y amenazante de lluvia.