Insisten las izquierdas en declamar el viejo eslogan: Que vienen, que vienen, que vienen los fachas, que vienen, que vienen. Enarbolan el heroico "No pasarán", mientras ellos hace tiempo que han pasado y se han situado al mando en muchos lugares. Existe un grave error de percepción en todo esto y consiste en afirmar que vienen, como si se tratara de un fenómeno nuevo, cuando llevan ahí más de cien años. Mussolini accedió al poder en 1922. Porque en realidad nunca se han ido, nunca se fueron.
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Alice Weidel. Foto: AfD |
Los apellidos son nuevos, pero la historia es la misma. Bolsonaro, Trump, Milei, Le Pen, Meloni, Weidel... todos ellos componen una larga lista de personajes que evocan las ideas del fascismo, más o menos ortodoxo. La izquierda intenta hacer frente a la ofensiva proclamando la llegada del fascio y decretando alertas antifascistas que en la mayoría de las ocasiones se quedan en la mera retórica. El análisis imperante habla de la llegada de los fachas, pero en realidad nunca se fueron del todo, siempre estuvieron ahí, agazapados, disfrazados, actuando de manera encubierta, pero siempre presentes en esta vieja Europa donde anidaron los pensamientos autoritarios, donde se persiguió a los diferentes, donde se realizaron prácticas de destrucción masiva como los bombardeos aliados contra las ciudades alemanas, Dresde, Colonia.. y sobre todo donde se perpetró la solución final, para eliminar a millones de judíos, gitanos, izquierdistas y homosexuales.