Vertedero de Zaldibar. Foto: dotb.eus |
Y habrá que decir que podía haber sido mucho peor si la avenida coincide con el paso de uno o varios vehículos, con el consiguiente resultado catastrófico. En ese sentido conviene cuestionar la propia ubicación del vertedero, junto a la autopista. Si la instalación de un vertedero de escombros inertes es polémica en cualquier lugar, mucho más debiera serlo si se ubica junto a una vía de comunicación como la AP8. Vecinos de la zona han denunciado el continuo tráfico de camiones con vertidos, incluso en sábados y domingos, en una procesión por acoger escombros a cambio de un precio que ha acabado por colapsar la instalación.
Por si esto fuera poco, el vertedero estaba autorizado, además de para acumular residuos inertes, para depositar restos de fibrocemento (amianto), una sustancia cancerígena, muy peligrosa, que ha acabado con la vida de cientos de trabajadores en los últimos años. Parece ser que la instalación de Zaldibar era una de las pocas que poseía dicha licencia, por lo que habrá que deducir que buena parte del fibrocemento que se estaba retirando de muchas instalaciones industriales vascas, acababa depositada en Zaldibar. Lo que se esconde tras tantas toneladas de material derrumbado puede ser una bomba de relojería para la salud de trabajadores, vecinos e incluso usuarios de la autopista.
Resulta paradójico que a estas alturas del siglo XXI tengamos que insistir en estas cuestiones tan obvias, pero así.es. Se autorizan vertederos con fibrocemento al lado de una vía que atraviesan miles de vehículos al día. Se inaugura una incineradora criminal y contaminante en Zubieta (Gipuzkoa). Se mantiene a todo trapo otra incineradora en las cercanías de Bilbao. Se sigue apostando por un modelo económico desarrollista, que toma a la naturaleza como un simple almacén de materiales aprovechables y consumibles. Un verdadero horror.
No quiero terminar este comentario escrito a vuela pluma sin recordar que, de confirmarse el fallecimiento de los dos trabajadores desaparecidos en el vertedero de Zaldibar, serían ya 13 los trabajadores muertos en accidentes laborales en lo que llevamos de año 2020. Unos accidentes que no son tales, y que no deben atribuirse a la mala suerte. Son muertes obreras originadas por el modelo capitalista imperante, en el que los trabajadores son el último eslabón de la cadena. Si se rompe, se sustituye por otro y asunto arreglado. ⧫
POSTDATA: El derrumbe del vertedero de inertes y fibrocemento (amianto), gestionado por la empresa Verter Recycling, está adquiriendo unas proporciones enormes, debido a la mala gestión de la crisis por parte de las instituciones competentes. Se comenzó la búsqueda de los trabajadores desaparecidos sin la preceptiva protección al amianto de los equipos de rescate. Hubo que interrumpir la operación. Los responsables políticos, en especial del lehendakari Iñigo Urkullu, no dan la cara, ni se acercan a las familias de las víctimas. Las familias han mostrado su enfado por la falta de empatía de las autoridades y por la falta de información. Nadie les ha informado de nada. La consejería, a toro pasado, dice que se habían detectado irregularidades.sancionables en el vertedero, pero no se había producido ninguna sanción. Las poblaciones de Ermua, Eibar y Zaldibar pueden verse afectadas por la contaminación de amianto.
El escándalo es monumental. Las redes sociales están siendo muy activas en la denuncia de lo ocurrido, Pero se echa en falta una acción decidida de la oposición, de los sindicatos y de los grupos ecologistas para exigir responsabilidades, caiga quien caiga. Todo lo acontecido en torno el vertedero de Zaldibar es de una enorme gravedad y los responsables de esta cadena de fallos deberán responder ante la justicia y ante la opinión pública. Por cierto, ¿algún Juzgado se ha tomado la molestia de abrir diligencias ante la desaparición de Alberto y Joaquín, los dos trabajadores sepultados y presuntamente fallecidos en el colapso de la escombrera?
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