2020/01/16

Izquierda punitiva

Tras darle unas cuantas vueltas, me he animado a escribir sobre un tema resbaladizo, de los que no conviene tratar para evitarte disgustos, pero que está ahí, delante de nuestras narices. Y algún día había que abordarlo. Se trata, como se pueden imaginar por el título, de la tendencia que se viene dando últimamente entre ciertos sectores de la izquierda y también del feminismo, de apuntarse a la vía punitiva, del castigo para ser claros, como solución a delitos muy graves como la violación o el homicidio machista. 

Voces que argumentando que son delitos horribles, que lo son, proponen aumentar las penas, convirtiendo el castigo en una especie de venganza social contra quienes perpetran tales atrocidades. Es una corriente que está ahí, que se escucha en la calle, y con la que no me identifico en absoluto. 


Tomar por algo habitual la prisión permanente revisable, eufemismo que esconde la cadena perpetua de facto, o los 38 años de cárcel por una violación en grupo a una menor, no me parecen la solución a los graves problemas que padecemos en este terreno. Por esa regla de tres habría que ir hacia la restauración de la pena de muerte para estos delitos gravísimos, y ya sabemos que la pena de muerte no es solución para nada. El mayor porcentaje de población reclusa se halla en Estados Unidos, donde la pena de muerte está vigente en muchos de sus estados, pero no ha sido capaz de reducir los índices de criminalidad.

Esta tendencia punitiva, que es consustancial con la derecha política y social, no debería impregnar el ADN de la izquierda, porque en ese camino sin retorno perdemos todos. Y por supuesto, renunciamos de hecho al principio básico de reinserción del reo, que preside el catálogo de buenas intenciones de la constitución. 

Probablemente es una utopía creer en un mundo sin castigos penales y sin cárceles, pero habría que construir una idea del futuro de la humanidad en el que no existiese una institución medieval como la prisión. En ese aspecto habrá que recordar que los sindicatos de Construcción de la CNT se negaron a trabajar en las tareas de levantar nuevas prisiones, allá en los años treinta del pasado siglo. Ahí está también el lema libertario de Abajo los muros de las prisiones, euskaldunizado como Espetxeak apurtu, reclamación que a día de hoy nadie sostiene.

Si me apuran, habría que ampliar el debate al cuestionamiento de otras instituciones tan normalizadas como el ejército, la policía o la escuela, pero eso daría para unos cuantos artículos más. Autodenominarse de izquierdas es muy fácil, ser coherente y cuestionarse las cosas de forma seria y reflexiva es otra muy diferente. Y lo peor de todo es que habrá lectores que se echen las manos a la cabeza pensando en las cosas que se dicen en el artículo y las situarán a la altura de un estado de caos y desgobierno absoluto. No habrán entendido nada. ⧫. 

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