2019/10/15

El Estado español está débil

Ya sé que voy contracorriente, que lo que se lleva es rasgarse las vestiduras por la sentencia contra los dirigentes independentistas catalanes. Que ha sido muy dura y todo eso. De acuerdo, entre 9 y 13 años de cárcel por una declaración de independencia virtual, son muchos años. Pero mayor escándalo es lo ocurrido con los jóvenes de Alsatsu, hasta 9 años y medio por una pelea de bar, se mire por donde se mire.


Incidentes en Catalunya tras conocerse la sentencia. Foto: Naciodigital.cat
Ahora bien, conocida la sentencia, hay que decir que el Estado español, por medio de su poder judicial, absolutamente separado de los demás poderes, como todo el mundo sabe, ha mostrado un apreciable grado de debilidad. Lo fetén, lo que se esperaba desde los círculos concéntricos de la Cosa Madrileña (Políticos, jueces, militares, periodistas de postín), eran los 25 años por rebelión para el "gordito" Junqueras, es decir, la petición de la Fiscalía personalizada en el señor Javier Zaragoza. Una petición razonable si se tiene en cuenta que las autoridades autonómicas catalanas se habrían alzado contra la Constitución española, sin armas, sí, pero muy enfadados. 



Y si al final las penas que contempla la sentencia van parejas a la petición realizada por la Abogacía del Estado, dependiente de forma directa del Gobierno, es porque en el análisis pormenorizado que se ha realizado en La Moncloa y sus aledaños, se ha visto que una cosa es apretar y otra pasarse de frenada. A esta gente el cuerpo les pedía un cuarto de siglo de prisión para Junqueras y compañía, pero alguien les ha debido de decir que mejor templar un poco el espadazo, no vaya a ser que se les venga en contra en un futuro.

Algunas reacciones internacionales, escandalizadas por la sentencia, hubieran sido infinitamente mayores si se hubiera ido a la rebelión y los 25 años. Y entra dentro de lo normal que personajes como Cayetana Álvarez de Toledo y Santiago Abascal se quejen del pronunciamiento del Tribunal Supremo español. Piensan que una declaración de independencia no puede salir tan barata, sobre todo teniendo en cuenta que la gestión de las prisiones catalanas reside a día de hoy en manos de la Generalitat y todo lo que eso conlleva.

El Estado español ha perdido una magnífica oportunidad de sentar cátedra, de poner las cosas en su sitio y de meter en cintura de una vez a los revoltosos catalanes. No lo ha hecho y a fe que puede que se arrepienta en un futuro no muy lejano. 

PD: ¿Alguien se podría extrañar de que vista la sentencia y sus derivadas el lehendakari Urkullu se armase de valor y declarase la independencia de los territorios vascos occidentales, jugándose otros 13 años de cárcel como Junqueras? Bueno, va a ser que no, que la competencia de prisiones sigue pendiente de negociación con el PSOE y no es plan. Una verdadera lástima.

   


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