Una vez que
la novela se da a la imprenta, el autor se desentiende de ella, la considera
algo del pasado, incluso ajeno a su propia acción. Lo que motiva al autor es lo
que está escribiendo en ese momento, otra novela, un dietario, un artículo de
prensa, lo que sea, pero no la novela editada que asoma en los escaparates de
las librerías.
Es el lector
quien toma el relevo del autor y al leer las páginas de la novela, al
enfrentarse con los personajes, quien insufla de vida al texto, quien lo
concreta, quien le pone rostro y vestimenta al protagonista. El libro es ya
tarea del lector (y en su caso del crítico literario, que es un lector
avezado). El autor del texto ya no tiene ninguna tarea respecto al mismo, salvo
la de presentarlo al público, como ahora me corresponde a mí hacer.
Ahora bien,
el autor es quien pone los raíles por donde debe circular el ferrocarril y en
ese sentido tiene que hacer lo posible para permitir que el lector tome parte
en el juego. Es por ello que prefiero los personajes ambiguos y los finales
abiertos. La escala de grises en vez del blanco y negro. Nadie es
bueno-buenísimo, ni malo-malísimo, sino que tiene fases en uno u otro sentido,
por lo tanto hay que dar pie a que surjan los matices.
En cuanto a
los finales, hay teorías para todos los gustos, pero yo prefiero que dejen una
parte de la decisión al lector, que este se imagine su propio final, optando
por una u otra posibilidad. Los finales perfectos, en los que se desgranan en
una amplia escena coral todos los detalles, resultan previsibles y aburridos.
Estamos manejando literatura, no ciencias exactas. Y en la vida real las cosas
no suceden de ese modo, siempre quedan piezas sin encajar. En todos los casos.
Y entrando
ya en “Mal de manos”, que es de lo que se trata, he de decir que, entre otras
cosas, es un intento de retratar las miserias humanas, de reflejar un tiempo pasado
en el que la mayor parte de nosotros fuimos gente corriente. Hubo muchos menos
héroes de los que nos hubiera gustado y muchos más villanos de los que
hubiéramos deseado. El franquismo sociológico no es un eslogan para salir del
paso, sino una realidad que existió, también en Euskal Herria.
Y es en esa
realidad donde se mueve el protagonista, Domingo Arriola, un deportista
profesional al que le gusta vivir bien y no meterse en problemas, pero al que
su incoherencia le llevará de un lado al otro, sin un rumbo claro, para acabar
siendo víctima de sus contradicciones.
El libro
tiene como telón de fondo el mundo de la pelota, pero podía haber elegido
cualquier otro escenario. No es un libro sobre pelota, de la que no soy
entendido, sino un libro en el que se cuenta la historia de un hombre, una
historia absolutamente de ficción, que nada tiene que ver con personajes
existentes. Sin embargo, que todo sea inventado no quiere decir que no sea
real, porque personajes y situaciones están sacados, o han sido imaginados, en
contraste con nuestra realidad, no con un mundo ficticio e inimaginable. A
veces la pura ficción es la que mejor refleja la realidad que nos rodea.
Me
reprochaba cariñosamente el editor alguna incoherencia del libro y yo le
contesto: benditas sean las incoherencias. Por pura casualidad he topado estos
días con un breve texto de Primo Levi en el que aborda el tema de forma, a mi
modo de ver, magistral. Levi afirma que “El personaje demasiado coherente es
previsible, es decir, aburrido: no tiene arrebatos, está programado, carece de
albedrío. Debe ser incoherente como lo somos todos, cambiar de humor,
equivocarse, perderse, crecer de página en página, o apagarse: si permanece
igual a sí mismo no será el simulacro de una criatura, sino el simulacro de una
estatua, eso es, un doble simulacro”.
Y Domingo
Arriola es incoherente hasta con su propia incoherencia. Va dando tumbos, se
deja manipular por su tío, por el empresario del frontón, por los integrantes
de la cuadrilla de los Cuatroele,
abandona a los que más cerca estaban de sus vivencias, intenta luego vengarse
de los amigos que han caído en el camino, justo el que no había tomado, sino el
contrario, el del compromiso.
[Texto de presentación de la novela "Mal de manos" en la librería Elkar de Donostia. 2019-03-13]
Eskuratu liburua Elkar.eus webgunean
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