2018/09/16

¿Qué nos está pasando?

La dinámica internacional de la llamada izquierda resulta, al menos, controvertida. Por no decir decepcionante. Ahí tenemos lo ocurrido en Grecia con Syriza y Tsipras, los radicales que han apuntalado el sistema vigente; el apoyo de parte de esa izquierda mundial a los abusos contra el pueblo cometidos por el tándem familiar Ortega-Murillo en la ex sandinista Nicaragua; el sostén a la candidatura de Lula da Silva, preso por corrupción, no por comunista; o la reciente puesta en escena de Aufstehen (En Pie), un movimiento ¿de izquierdas? que trata de combatir el auge de la ultraderecha xenófoba en Alemania con sus mismas armas, es decir, atajando la migración.

Con esta izquierda viejuna no vamos a ir muy lejos, pero es que las otras izquierdas tampoco dan una a derechas, valga la broma. El Movimiento 5 Estrellas se alía con La Liga xenófoba de Salvini y el PCP portugués defiende el soberanismo del húngaro Víctor Urban, en fin, mejor no seguir recopilando datos.


Sin embargo, de todos estos hechos sobresale un dilema ético y moral que ataca la línea de flotación de la izquierda, tomada como una realidad histórica de progreso y de defensa de los débiles. Me refiero a la toma de posición del Gobierno del PSOE en torno a la venta de 400 bombas de precisión a Arabia Saudí, un reino en el que no se respetan los derechos humanos y que además toma parte decisiva en la guerra de Yemen, con unas prácticas militares que han sido denunciadas incluso por la ONU, al no respetar las mínimas garantías humanitarias.

Arabia Saudí está técnicamente en guerra, y vender armamento sofisticado a un país en conflicto se salta todas las líneas rojas. Es lo que va a hacer el Gobierno de Sánchez, liderado en este asunto por Josep Borrell, uno de lo socialistas más reaccionarios de las últimas décadas, colocado ahí de ministro para tranquilizar a las hordas españolistas en el contencioso de Catalunya. La ministra de Defensa, Margarita Robles, que puso en duda con timidez el envío de las bombas, ha sido desautorizada y ninguneada, y no dimite porque el cargo le debe molar.

Modelo de corbeta de Navantia. Foto: hispantv.com

Pero lo peor de todo este escabroso asunto es que ante el dilema moral de enviar bombas a un país como el saudí, bombas que serán utilizadas sin duda para atacar al pueblo de Yemen, incluidos civiles, se le contrapone el argumento del contrato para fabricar cinco corbetas en los astilleros de Cádiz. Así, ante la necesidad de elegir entre vender bombas a una potencia antidemocrática en guerra y defender el tejido industrial de la bahía gaditana, la izquierda no duda en posicionarse en la defensa de los puestos de trabajo, aunque la tarea sea fabricar buques de guerra para la misma Arabia Saudí, un reino donde no se respetan los derechos humanos.

Lejos quedan los tiempos en los que los sindicatos anarquistas de la Construcción, de la CNT, se negaban a trabajar en las obras para levantar cárceles, en un ejercicio de lucidez revolucionaria que ahora no se atisba por ningún lado. Del internacionalismo antibélico en vísperas de la Primera Guerra Mundial, ni hablamos.

Si Cádiz es una de las provincias con mayor índice de desempleo del Estado español habrá que trazar un plan de reactivación que pase por el apoyo a nuevos sectores industriales ajenos al militar. Poner los puestos de trabajo como el bien superior a defender, dejando a un lado el destino de ese trabajo, es decir el fortalecimiento de la armada saudí, es una falacia ideológica que una izquierda consecuente no puede sostener. Y en esa falacia no solo participa el PSOE sino que en ella ha caído también Podemos, con el alcalde de Cádiz a la cabeza, quien ha defendido los pedidos para la armada saudí, y cuantos más mejor. ¿Y estos quieren asaltar el cielo y hacer un mundo nuevo?

Para más inri, algunos portavoces del PSOE han querido quitar hierro al asunto aduciendo que las bombas que se venden a los saudíes son de precisión, por lo que no serán utilizadas contra los yemeníes inocentes. ¿Puede haber mayor demostración de cinismo? ¿No es vender bombas a un país en guerra un apoyo directo a la violencia? ¿Qué demonios nos está pasando? ⧫






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