2017/08/22

Abatir

AVISO A NAVEGANTES: Condeno, rechazo, repudio y maldigo a todos aquellos sujetos que acaban con la vida de personas inocentes en un acto de nihilismo yihadista. Quienes así obran pierden cualquier atisbo de razón política o religiosa para defender sus argumentos, si es que poseen alguno, que lo dudo. Así mismo condeno, rechazo, repudio y maldigo a todos los ejércitos que por tierra. mar o aire bombardean o ametrallan personas civiles en cualquier parte del mundo, especialmente en Oriente Medio, repitiendo los horrorosos crímenes de Gernika, Dresde, Belgrado o Sarajevo. Y por último, condeno, rechazo, repudio y maldigo a todos y cada uno de los Gobiernos, empresas e instituciones que de una u otra forma financian a los grupos yihadistas, llámense Arabia Saudita, Qatar, emiratos del Golfo o Estados Unidos de América (o tienen negocios millonarios con ellos).


Operativo de los Mossos en Subirats. www.efe.com

Tras esta obligada introducción para evitar malentendidos, entro en el tema que me ha inspirado este artículo, la proliferación de la utilización en los medios de comunicación del término abatir para describir el acto por el que un miembro de las fuerzas policiales acaba con la vida de un activista, en este caso de un yihadista. No me gusta el término terrorista, pero si lo prefieren puedo llegar a usarlo. 



Desde medios digitales más extremistas de derecha, hasta medios progresistas y de izquierda se adhieren a un verbo que no es inocente. Lo primero que debemos decir es que abatir no es sinónimo de matar hasta la cuarta acepción en el RAE: "Hacer caer sin vida a una persona o animal". Ahí reside precisamente una de las claves de su utilización, la de comparar al terrorista con un animal, por ejemplo con un peligroso jabalí que hocica en los viñedos del Penedés. 

Nunca se escribe que un activista (terrorista) abate a un ciudadano o a un policía. En ese caso se utiliza el verbo asesinar. Tan solo se usa el verbo cuando se trata de un hombre armado por el Estado quien ejerce la legítima violencia contra un atacante, como es el caso ocurrido en Cambrils. Da la impresión de que resulta demasiado obsceno reconocer que las fuerzas policiales han matado a los yihadistas y los periodistas se escudan en el término abatir para disimular de algún modo la gravedad del hecho.

Abatir es, según la primera acepción de la RAE, "derribar algo, derrocarlo, echarlo por tierra", como las perdices que son abatidas por los cazadores en los campos de cereal recién segados. Pero a partir de la profusa utilización del término para enunciar la muerte de un activista u opositor a manos de la policía, la RAE debería introducir en una próxima edición de su diccionario una nueva acepción del mismo. Algo así como: "Dar muerte la Policía a un terrorista por medio de disparos continuados sobre su cuerpo". La cantidad de tiros no sería necesario explicitarla, al menos en una primera versión.

Y todo esto nos lleva a una nueva reflexión práctica sobre lo ocurrido con los abatimientos de Cambrils -5 muertos- y Subirats -un muerto-. Es evidente que la policía está en su derecho de disparar sus armas de fuego ante un ataque terrorista que puede producir mayores daños entre la población civil. Sin embargo, da la impresión de que ante unos individuos armados con cuchillos podría haberse intentado en un primer momento su neutralización, por ejemplo disparando a brazos y piernas, para tomar medidas más drásticas a continuación. si fallase ese primer intento.

En el caso del último yihadista abatido, en la población de Subirats, da la impresión de que es el propio sujeto, en su desesperada obnubilación nihilista, quien estaría provocando su eliminación haciendo ostentación de un cinturón de explosivos simulado. La policía catalana no habría hecho sino corroborar con sus disparos ese deseo de inmolación.

En todo caso, y sin querer dar pábulo a la polémica, resulta al menos chocante que fuerzas políticas dizque progresistas, tanto de ámbito estatal como catalán, se unan a la ola de ensalzamiento de unos Mossos d'Esquadra que han adolecido, al menos, de gatillo fácil en las ocasiones en las que se han enfrentado de forma abierta a los criminales yihadistas.

De la influencia que el doble ataque yihadista de Barcelona y Cambrils pueda o no tener sobre el ejercicio del derecho de autodeterminación previsto para el primero de octubre en Catalunya, escribiremos en una posterior ocasión. ⧫
  

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