2017/06/15

Reflujo en Escocia

Los análisis demasiado apresurados, como las encuestas a pie de urna, suelen resultar erróneos. Es conveniente dejar pasar unos días para examinar con detenimiento la situación o el suceso a analizar. Las recientes elecciones en el Reino Unido, y en especial lo acontecido en la nación escocesa, son un buen campo para sacar conclusiones.

Resulta curioso como desde medios soberanistas se pone el foco sobre determinados procesos cuando estos viven una ebullición secesionista y se aparta bruscamente cuando los resultados no son tan excitantes y llega el reflujo. Es un fenómeno que me preocupa, porque conduce al error de cálculo y, en definitiva, al fracaso. Ha pasado con Quebec, tan en boga años atrás y tan olvidada en la actualidad. ¿El motivo? El partido que aboga por la separación de Canadá no atraviesa su mejor momento electoral. 


Algo parecido sucedió con el discutible proceso de independencia de Kosovo. Muy alabado en determinados medios vascos en su momento y arrinconado como un trasto viejo en la actualidad, debido a que las cosas no han salido como se esperaba. Procesos como el corso o el flamenco vienen y van, según interese. 

Nicola Sturgeon, líder del SNP
Pero no quiero desviarme del objeto central del artículo, que es Escocia y, más en concreto, los malos resultados del Partido Nacional Escocés (SNP). Malos en términos relativos, porque ha ganado las elecciones estatales en Escocia, pero ha perdido numerosos escaños. En total son 59 los asientos de la Cámara de los Comunes que se dilucidan por los votantes escoceses, de ellos el SNP ha retenido 35, de los 56 que poseía, lo que representa la pérdida de 21 escaños. Más doloroso resulta que dos de los asientos perdidos han sido los que ostentaban el portavoz parlamentario en Westminster, Angus Robertson, y el líder histórico del partido Alex Salmond. Una victoria amarga la del SNP, cuya líder Nicola Sturgeon ha comenzado a enfriar la posibilidad de solicitar la convocatoria de un segundo referéndum por la independencia. En este momento parece claro que lo volverían a perder.

La sorpresa ha llegado de la mano del Partido Conservador, liderado en Escocia por Ruth Davidson, una buena comunicadora de extracción obrera y anti-Brexit, que ha arañado votos laboristas en pos del unionismo. Del único escaño que tenían han subido hasta 13, superando los resultados del Partido Laborista, que ha pasado de 2 a 11 escaños en las circunscripciones escocesas.

La pretensión del SNP de forzar un segundo referéndum, tras el poco tiempo pasado desde el primero, ha podido alejar a parte de los votantes soberanistas del partido, al entender que se trataba de una pretensión demasiado arriesgada. Las últimas encuestas sitúan a los partidarios de la independencia en el 44%, en un nivel similar al cosechado en la consulta pactada entre Salmond y David Cameron. Volver a perder un segundo referéndum en unos pocos años pudiera ser un golpe letal para el independentismo escocés.

Es evidente que, hoy por hoy, el independentismo tiene un techo difícil de romper. Si quiere superar el 50% de apoyos deberá repensar con detenimiento su estrategia, sin caer en falsos optimismos, ni en precipitaciones. Probablemente haya que viajar más despacio si se quiere llegar tan lejos.

¿Qué enseñanzas sacamos para Euskal Herria? La principal, que un movimiento sólido y maduro no debe atenerse a modas ni a imitaciones, sino que debe seguir su propio camino. Estar continuamente mirando a Catalunya puede llegar a ser un motivo de distracción. Cada nación es un mundo y tiene sus particularidades y sus ritmos. 

La segunda, que hay que observar a los procesos ajenos en toda su extensión y recorrido, y no deslumbrarse tan solo por la espuma que despiden, sino fijarse también en los reflujos de la marea soberanista. El oleaje de fondo, profundo, es el que lleva a alcanzar los objetivos más ambiciosos. Ahí es donde hay que poner el visor.

La tercera se refiere a la velocidad. En un viaje hacia la soberanía a veces se va por una autopista en quinta marcha, con gran confort, pero son las menos. En otros momentos habrá que caminar por carreteras estrechas y sinuosas en primera marcha y hasta habrá que detenerse a reponer combustible e inflar los neumáticos. No importa. Lo determinante es no dar nunca marcha atrás y, sobre todo, llegar hasta el final. ⧫  

No hay comentarios:

Publicar un comentario