2015/04/12

Respeto a lo establecido

La mayoría de medios de comunicación son expertos en vender como novedad algo que, en realidad, es conocido o, en el mejor de los casos, es un viejo producto maquillado. En los últimos meses asistimos a un bombardeo de noticias, reportajes, entrevistas, debates y tertulias en las que se nos muestra la novedad de dos formaciones políticas: Podemos y Ciudadanos. La primera es efectivamente nueva, pese a que algunos de sus dirigentes proceden de Izquierda Unida o Izquierda Anticapitalista. La segunda es la remodelación a nivel del Estado español de Ciutadans, un partido anticatalanista que lleva unos cuantos años funcionando.

Es evidente que las dos grandes fuerzas sistémicas, PP y PSOE, atraviesan momentos delicados. Lo que no quiere decir que se vayan a diluir como una azucarillo en el café. Seguirán dando guerra y las últimas elecciones andaluzas son una buena muestra de ello. Ahora bien, existe un interés cuasi general en que surjan nuevas opciones que en su día puedan hacer de recambio de las viejas. Resulta curioso que algunas cadenas de televisión no cesen de difundir los postulados de las "nuevas" formaciones, en un ejercicio de publicidad gratuita digno de mejor causa.


Ahora bien, dejando a un lado la espuma que envuelve el fenómeno, debemos analizar cuáles son las verdaderas novedades que nos traen. Podemos se antojaba en sus inicios como la alternativa radical al sistema corrupto español. En este momento ha limado la mayoría de sus propuestas más avanzadas y se reivindica como una formación socialdemócrata al uso, eso sí, a la izquierda del liberal PSOE. Ciudadanos, por su parte, intenta cada día más configurarse como una CDS rediviva, un partido de centro que pueda coaligarse, ora con el PP, ora con el PSOE.

Sin embargo, lo que más llama la atención de la irrupción de estas formaciones alternativas, es su gran capacidad de adaptarse al marco político existente. En especial en el caso de Podemos. Por ejemplo, ante el dilema Monarquía/República, sacan de la chistera un conejito blanco: que el rey se presente a unas hipotéticas elecciones presidenciales. En asuntos que nos tocan más de cerca tampoco aportan grandes cambios. Su estructuración territorial, dirigida con mano de hierro desde Madrid, desconoce la existencia de Euskal Herria y consolida su división territorial con estructuras separadas para la CAPV y Nafarroa Garaia. Es cierto que algunos de sus representantes han declarado su apoyo al derecho de autodeterminación, pero eso ya lo hizo el PSOE de Txiki Benegas en su día, y lo único que queda de aquello es una fotografía sepia en las hemerotecas.

Si un partido que afirma a todas horas ser alternativa a lo conocido se muestra incapaz de replantearse la estructuración interna mantenida durante décadas por el resto de formaciones clásicas a las que dice querer sustituir, ¿dónde reside la novedad?


Más allá del discurso y del mitin, el partido de Pablo Iglesias reproduce fielmente en su estructura y comportamiento algunas de las características de los partidos de la "casta". El mejor ejemplo es la última foto de su líder rodeado de los "barones" regionales. Por cierto, en ella solo aparecían dos "baronesas". Algunas maniobras sobre las negociaciones para la investidura andaluza, incluido el envío de dirigentes desde Madrid para "asesorar" a la ejecutiva de Andalucía, recuerdan demasiado el conocido comportamiento de los partidos viejunos de la transición.

La novedad de la aparición de estas formaciones no puede residir exclusivamente en un inteligente uso del lenguaje, en lo que son expertos. La comunicación es importante, y mucho más en esta época de multiplicación incesante de mensajes, pero hay que atenerse a los hechos. Por sus obras les conoceréis.      

1 comentario:

  1. Lo cierto es que todo este carrusel de no, pero sí, pero yo me entiendo es una ucronía retroactiva. Porque va Garaikoetxea, arraioa!, y defiende nada menos que una nueva transición. En política nadie posee la bola mágica, y los ¿nuevos? partidos, gracias a los subeibajas y al periódico que haya en el bar - más publiciganda presuntamente gratuita - se embrollan cada vez más en cocina sociológica de diseño y nadie es capaz de prever lo que proclaman hasta los 2 años posteriores a las urnas. No se puede (com)prometer nada sin tener en cuenta a la Banca, al Capital y al egoísmo frente a los julais que votaron por el cuerno vacío de la abundancia.

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