Estamos inmersos en un periodo de cambios, de transformaciones diversas, en el que es importante no perder el norte y saber en todo momento cual es el objetivo que tenemos que alcanzar. Es más necesario que nunca distinguir lo fundamental de lo accesorio y entender que en la disputa que Euskal Herria mantiene con los estados español y francés no se puede cejar en lo principal, la independencia y el socialismo. Todo lo demás es discutible y opinable. Aspectos que pueden parecer inmutables, dependiendo de la coyuntura política, deben ser adaptados a las estrategias más convenientes en la búsqueda del objetivo central.
Son muchas la dificultades a sortear y no es aconsejable preguntarse cada mañana si vamos en la buena dirección. Tampoco es conveniente estar siempre observando lo que el enemigo y sus órganos de difusión proclaman a los cuatro vientos. Semejantes comportamientos pueden conducir a la malancolía y, por el contrario, la confianza en las propias fuerzas es fundamental para atravesar este tiempo político. Sabiendo que no nos van a regalar nada, es preciso leer entre líneas los mensajes que nos van enviando. A veces son pequeños cambios, leves modulaciones, diferentes tonos; pistas que nos van a traer claves importantes sobre la situación. En un combate de este calibre nadie enseña en público todas sus cartas, siempre hay que guardar alguna baza por si las circunstancias aconsejan usarla.
A partir de este momento nos movemos en el terreno de la política, de la lucha ideológica, institucional y de masas, en una pelea de largo aliento en la que habrá avances y retrocesos. Pero para abordar esa pelea con garantías, sin caer en el desánimo cuando algo no salga como habíamos previsto, es esencial un auténtico cambio mental. Una transformación cultural en el modo de hacer las cosas. No se pueden afrontar los nuevos retos con la vieja cabeza, con recetas antiguas. Hay que empezar a pensar de otra manera, con otros parámetros, para lograr resultados.
Los viejos esquemas relativos a la correlación de fuerzas deben variar. Las relaciones con otros colectivos y agentes pasan ahora a un primer plano, dejando atrás estrategias de resistencia que en un tiempo pasado pudieron ser muy útiles, pero que ya no sirven. Resulta proritario recuperar voluntades para la causa común, hacer que se acerquen de nuevo aquellas personas que se han ido alejando, por múltiples razones, del tronco de la izquierda independentista. No podemos prescindir de sus aportaciones en el nuevo tiempo que se abre.
Un nuevo tiempo político, una nueva fase en el proceso de liberación nacional y social del pueblo vasco, en el que habrá que acostumbrarse a las herramientas que nos proporcionan las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Internet, las redes sociales, los foros de debate, los blogs y demás aplicaciones, deberán ser una parte importante del trabajo ideológico, político y de socialización de las ideas y proyectos.
Habrá muchas más cuestiones a repensar. Habrá tiempo para hacerlo. Nos aguardan múltiples desafíos y oportunidades. En nuestras manos está el aprovechar éstas últimas.
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