2010/03/21

Hipótesis policiaca


El reciente episodio sufrido por cinco agentes de bomberos catalanes no es un simple error. Como tampoco lo es la utilización de una fotografía del militante de Izquierda Anticapitalista vasca Joseba Fernández González para ilustrar la detención de un presunto miembro de ETA de igual nombre. En ambos casos nos encontramos ante manifestaciones del estado policiaco que soportamos en el llamado mundo occidental. Los avances tecnológicos, la instalación desmedida de cámaras de grabación de video en recintos cerrados y calles, la presión de los media, ansiosos por dar la última hora de las noticias (o historias) y el hambre de captura de las distintas policías conducen inexorablemente a estos resultados.

Los responsables policiales se limitan a asumir el error y pasar página, pero en el caso de las imágenes del Carrefour el asunto es mucho más grave. El clima de delación generalizada podía haber provocado situaciones desgraciadas. Tanto si los ciudadanos grabados fuesen militantes de ETA o no, ya que a nadie se le puede poner esa etiqueta sin pruebas concluyentes. La presunción de inocencia apenas si queda en la utilización del término presunto en algunos titulares periodísticos, porque el curso de los hechos inplementados desde los respectivos ministerios de la Gobernación llevan a la conclusión de que todo está probado de antemano.

Pérez Rubalcaba sabe un minuto después del titroteo quienes son los autores del mismo, la implicación en los hechos de supuestos dirigentes de la organización clandestina, los móviles del robo de automóviles y los planes que iban a desarrollar los activistas. Sin embargo, pocas horas después se ve obligado a confesar, tras el brutal error del video difundido, que estaban hablando de una hipótesis de trabajo. O sea que todo era una mera elucubración policiaca que nos querían vender como algo testado, sin fisuras.

Me hago cargo de los momentos de angustia por los que habrán tenido que pasar los cinco bomberos, que encima tuvieron que ir a la comisaría para demostrar que no eran de ETA, cuando su único "delito" consistía en ir a comprar alimentos y bebidas a un supermercado. El mundo al revés.

El suceso vuelve a demostrar que estamos en manos de unos cuerpos policiales muy poco profesionales, cuyo único objetivo es alimentar con carnaza a los medios para dar imagen de eficacia. No se trata tanto de buscar y detener para poner en manos de la justicia a presuntos delincuentes, sino de convertirse en agentes justicieros de una película de serie B.

ESTEKAK:

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