2009/05/28
Harto de fútbol
He estado varios días mordiéndome la lengua para no escribir esto, pero después de comprobar la fiebre Barça no he podido aguantar más. Ver en el palco del estadio romano a Zapatero dando saltitos con Laporta, mientras Montilla, Villar y el Borbón hacían de palmeros me ha a acabado de epatar.
Si ya lo ocurrido con el Athletic me parecía una sobrada monumental ¡celebrar que te den una paliza en la final de Copa!, el fenómeno de la futbolmanía no tiene muga. El circo de este posmoderno siglo XXI va a seguir siendo este deporte, sin duda. Un deporte que se reinventa a sí mismo y que produce ídolos de barro cada dos por tres.
Pero no quiero hablar de fútbol en sí, sino del movimiento de masas que se da a su alrededor. Miles y miles de personas que se desplazan a Valencia ¡sin entrada! para animar a su equipo desde fuera de Mestalla. Se monta una carpa gigante, desplazamientos en todo tipo de vehículos, una verdadera desmesura. Si todos los esfuerzos que se han hecho con motivo de esa final de Copa se hubieran dedicado a algún fin más solidario y edificante...
Y encima, o tal vez por eso mismo, este crecimiento exponencial de las masas futboleras se da en plena crisis económica, con más gente en paro que nunca y con las hipotecas sin pagar. Es para no entender nada de nada.
Luego está el juego que les da el asunto a medios de comunicación como El Correo o Antena3 que explotan el fenómeno con inteligencia, lo exprimen a tope y obtienen unos pingües beneficios a cuenta de esas masas enfervorizadas que no se paran ante nada con el único fin de jalear a sus héroes de pantalón corto.
Soy simpatizante del Athletic, me gusta que gane los partidos, y también me alegro cuando ganan los demás equipos vascos, incluida la Real de Donostia. Pero de ahí a hacer del fútbol una especie de religión laica va un buen trecho.
Tenemos en este país suficientes problemas de todo tipo para que nos entretengamos más de lo esctrictamente necesario en la fútbolmanía. Al menos los seguidores del Barça tienen motivos de estar contentos, poque su equipo gana competiciones y trofeos, pero en el caso de Euskal Herria, nuestros equipos hace tiempo que han dejado de ganar algo.
De cuatro equipos en Primera División tan sólo quedan dos, el Athletic justito y el Osasuna a falta de ganar su último partido. El Eibar ha bajado ya de categoría, el Alavés está en serio peligro y el Real Unión lo tiene complicado para lograr el ascenso. En definitiva, un panorama manifiestamente mejorable. Sin embargo, la forofada no descansa y se contenta cada vez con logros más raquíticos. Ahora se celebra no bajar de categoría o perder 1-4 con el Barça. ¿Habremos perdido definitivamente el sentido común?
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