2006/09/09

Panorama reaccionario

A última hora de ayer decidí añadir un texto reciente sobre Bergamín que creo de interés, dado el olvido a que se ha visto sometido este entrañable librepensador. Ya me gustaría disfrutar en estos tiempos de otro como él.

Retomo, de todos modos, el aliento de ayer, intentando dejar algo escrito todos los días, aunque sea breve. La disciplina es una buena herramienta para el escritor o el periodista. Mantener la perseverancia requiere un esfuerzo, pero en la mayoría de las ocasiones da sus frutos. No se puede dejar todo el mérito de la creación en eso que llaman "inspiración", "duende" o "hadas". Es necesario el trabajo continuo.

Es evidente que a día de hoy la cultura pivota en torno al negocio, a las ventas, las audiencias de TV, las bajadas desde internet, los rankings, los premios amañados y demás zarandajas. La ligazón del trabajo cultural con un intento sincero de mejorar e incluso cambiar el actual estado de cosas se ha convertido en una excepción. Casi ningun autor "consagrado" plantea ya estas cuestiones, al menos en público.
No debe ser rentable mezclar la forma de sustento adoptada con las aspiraciones sociales, por moderadas que estas fueran. El lenguaje culturalmente correcto es lo que prevalece sobre todo lo demás y así nos luce el pelo. Tanto es así que cuando alguien se atreve a poner en solfa las inmutables esencias patrias de la España imperial, es denigrado hasta conseguir que se arrugue, pida perdón y retire su obra de teatro del cartel. Un nuevo triunfo de la intolerancia, de la Nueva Inquisición acaudillada por personajes de pasado estalinista que ahora sacan pecho defendiendo al franquismo y mandando a paseo a todo aquello que tenga algo que ver con un pasado democrático, republicano y liberal, en el buen sentido de ésta última palabra.

Es lo que hay y lo más nauseabundo de todo ello es que las fuerzas culturales progresistas, si es que todavía existen, se siguen agazapando aún más. Se olvida a Bergamin, se perdona a los neofascistas y ultracatólicos, se va por el peor camino posible.

En nuestra Nafarroa Osoa tampoco estamos para tirar cohetes. Solamente con ver los escaparates de las librerías rebosantes de libros revisionistas del pasado, enaltecedores del franquismo y el españolismo más rancio, y de panfletos contra todo lo que se aproxime al sentir euskaldun, tenemos suficientes evidencias. Es necesaria una reacción ante tanta morralla reaccionaria, pero no veo muchos motivos para esperar que algo de eso se vaya a producir. Lamentablemente.

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