2023/11/21

Socialismo o barbarie

El primer cuarto del siglo XXI que estamos viviendo nos ha traído realidades amargas que creíamos olvidadas, o al menos arrinconadas, a finales del pasado siglo. Guerras encarnizadas como las de Siria y Yemen, ofensivas criminales como las del Estado Islámico, la invasión rusa de Ucrania o el genocidio del Estado sionista de Israel sobre Gaza, entre otras. De forma paralela estamos asistiendo a un auge de los movimientos neofascistas y ultraconservadores en el corazón de Europa con Le Pen, Meloni y Alternativa para Alemania, en Estados Unidos con Trump, en Brasil con Bolsonaro y ahora mismo en Argentina con Javier Milei, el anarcocapitalista que quiere acabar con todo menos con el capitalismo extremo que profesa.

Benjamin Netanyahu. Foto: corta.com

Malos tiempos para las fuerzas transformadoras que pretendan construir sociedades de personas iguales en la diversidad, que fomenten lo público, lo común sobre lo privado, que ayuden a quien lo necesite, que paren los pies a los especuladores, a los que socavan nuestra naturaleza, y que frenen las injusticias, la industria armamentista y las proclamas negacionistas, En definitiva, construir el socialismo. 

En el caso del Estado español podemos alegrarnos de haber parado el asalto de la derecha al poder ejecutivo gracias a una unidad de acción a ocho bandas cuya argamasa es el rechazo a la entente reaccionaria PP-Vox. Se ha parado este golpe, pero eso no nos asegura que a medio plazo no vuelva otra intentona apoyada en el poder judicial, autonómico y mediático que atesora la derecha. La ultraderecha sigue ganando terreno en los diversos estados de la Unión Europea, tiene el poder en Polonia, Hungría e Italia y crece sin parar en Alemania.

Los tiempos sombríos que se vivieron en los años treinta del siglo XX pueden volver a repetirse. El ascenso del partido nazi alemán y del fascismo italiano resultó, en un momento dado, imparable. A la serpiente hay que cortarle la cabeza en cuanto asoma, porque una vez crecida devora a todo el que se ponga por delante. Por eso es tan peligrosa.

Tras la derrota del nazifascismo en la II Guerra Mundial hubo unas cuantas décadas en las que estas corrientes políticas estuvieron replegadas, esperando su momento. Tras el holocausto y la aplicación de la solución final a judíos, gitanos y comunistas parecía impensable que regresaran al primer plano político de unas sociedades supuestamente vacunadas de ideologías racistas, supremacistas y machistas, pero ahí están.

Sin vergüenza alguna, individuos como Milei defienden en público un completo programa de desmantelamiento de lo público, contra el aborto o permisivo con el tráfico de órganos, por citar tres aspectos llamativos. De forma paralela el sionista Netanyahu afirma que va a arrasar Gaza y su proclama la lleva a la práctica destruyendo ciudades, hospitales, campos de refugiados o escuelas. Israel lleva ya 13.300 muertos a sus espaldas y la mitad de los fallecidos son mujeres y niños. Un exterminio programado por los teóricos sionistas que pretenden hacer desaparecer al pueblo palestino de la faz de la tierra. Eichmann redivivo.

En ambos casos los dos líderes políticos reaccionarios reconocen sus planes públicamente y sin ninguna cortapisa. Por el contrario, la izquierda mundial anda siempre disimulando los objetivos máximos de sus programas por miedo al rechazo popular. Nadie habla ya de socialismo, de comunismo y no digamos de revolución. A las clases trabajadoras tan solo se le ofrecen ayudas, pequeñas subidas de salarios y pensiones de subsistencia, nada de cambios drásticos para acabar con el verdadero problema, el capitalismo depredador que reina en casi todo el planeta. En esa falta de audacia reside uno de lo principales problemas de una izquierda timorata acomplejada hasta la náusea desde la caída del Muro de Berlín. 

O la izquierda realmente existente se pone seria y cuenta a la gente el lodazal en el que nos movemos, o perderá paulatinamente su potencial transformador, engullida por el populismo reaccionario que penetra cada vez más en las capas populares de la población. O se avanza hacia el socialismo o caeremos en la barbarie que nos anuncian en sus soflamas Milei o Netanyahu. ⧫

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