A punto de concluir 2022 llega el momento de los balances. Los personales y los colectivos, que de todo hay. Toca repasar los acontecimientos más importantes: la invasión de Rusia sobre Ucrania, la continuación de unas cuantas guerras que no suelen salir en los telediarios, la crisis económica permanente, la alarma climática, el auge desbordado del individualismo y la primacía del deseo personal sobre el colectivo. Y envolviéndolo todo la explosión del narcisismo en las redes sociales, cuyo ejemplo paradigmático se personifica en el multimillonario Elon Musk.
Presentación del hallazgo. Foto: naiz.eus |
Asistimos además a la continua exaltación de la superchería, el negacionismo, las diversas conspiranoias, la mentira como arma de propaganda política, el neofascismo con rostro humano y el terraplanismo de andar por casa en boca de grandes gurús de la cultura popular. Algunos, que ya tenemos unos años, contemplamos el espectáculo entre aturdidos y asqueados, pensando en que los bellos sueños de los que hablaban los Pata Negra nunca llegarán a concretarse en algo tangible.