Treinta y cinco años largos desde de la muerte del dictador Francisco Franco, hemos sabido que la denominación oficial de las provincias occidentales de Vasconia se hará a partir de ahora en euskara: Bizkaia, Gipuzkoa, Araba-Alava. La noticia nos llega desde Madrid, porque este país se sigue rigiendo por el reloj de la Puerta del Sol, como acostumbraba a decir Telesforo de Monzón.
Aunque venga de Madrid, no deja de ser una buena noticia. Hay que darse cuenta de la importancia que tienen los mapas del tiempo en los telediarios. Es en ellos donde se reflejan los avances de la lucha política. No hay más que ver el A Coruña gallego, o el Girona catalán para percatarse del fenómeno. A partir de ahora aparecerán las provincias vascongadas en vascuence, como debe de ser y estaremos un poco más felices e integrados en esa piel de toro a la que siempre le desgajan Portugal. ¿Por qué será?
En el caso de Nafarroa es más complicado de lograr, porque el PNV no tiene mando en plaza, así que habrá que esperar a que Roberto Jiménez sea presidente de la Diputación. Ya ha avisado este buen hombre que no le importaría que se impartiese enseñanza pública en euskara en zonas "no vascófonas", si existe demanda y el gasto no se dispara. Es un avance, sin duda, aunque es pronto para que aparezca en el mapa del tiempo, pero todo se andará. Jiménez se mojó en una jornada del PSN titulada Euskara Nafarroan, oraina eta geroa, en la que Lurdes Auzmendi, viceconsejera de Política Lingüística del Gobierno de la CAPV, criticó el muro que ha construido el Gobierno de UPN en estos temas del vascuence, uno de los que más nos une, según dijo la viceconsejera.
En realidad yo no quería hablar de Jiménez y Auzmendi, sino de escritores como Joxe Austin Arrieta Ugartetxea, traductor al euskara del primer volumen de la descomunal obra de Marcel Proust, En busca del tiempo perdido. Elkar ha tenido el buen gusto de editar este libro, Swann-Enetik (Denbora galduaren bila I), que sitúa a nuestra lengua en el lugar que le corresponde, sin complejos. Imagino la dificultad y el esfuerzo del trabajo de Arrieta. Un aplauso desde aquí para él y para todos los que con trabajos como el reseñado colaboran en la ingente tarea de enriquecer la lengua del país. Y es que por el camino de Swann, el que tan bien describió Proust, se puede llegar, caminando con paciencia y empeño, hasta la Côte Basque, hasta ese golfo de Bizkaia que escribirán los mapas del tiempo y Google Maps a partir de este histórico momento. ¿O seguirán, erre que erre, con Vizcaya?
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