De este modo tan didáctico, el señor Verbruggen nos ha dado una lección de realpolitik, más allá de los discursos de Michael Collon y compañía, nostálgicos de tiempos pasados, que siempre se posicionan contra las secesiones de los antiguos estados socialistas como Serbia o China. No voy a dar más la pelmada con el tema, pero todos los izquierdistas de salón que se rasgan las vestiduras ante las acciones de los servicios secretos estadounidenses, la CIA y el Pentágono, deberían aprender un poco de Verbruggen. Con las cosas de comer no se juega, que luego vienen los problemas y los Juegos Olímpicos significan tal volumen de negocio que no conviene mezclarlos con nada, si siquiera con los derechos humanos. Y luego que me digan que por apoyar los derechos del pueblo tibetano soy nazi, budista, retrógrado medieval o filoyanki. Qué risa.
Para terminar traslado la postura de Batasuna sobre el conflicto: Batasuna ha expresado su solidaridad con el pueblo tibetano y reiterado la necesidad de «resolver este tipo de conflictos a través del diálogo y la negociación entre los legítimos representantes del pueblo y el Gobierno chino», un diálogo que, según subrayó la fomación independentista, debe basarse «en el derecho del pueblo tibetano a decidir su propio destino».
Saludó también Batasuna las declaraciones de Beijing «a favor del diálogo», así como de la Unión Europea. A esta última le instó a mantener «la misma posición de negociación respecto a conflictos mucho más cercanos, como el que enfrenta al Gobierno español con Euskal Herria». En ese sentido, censuró el silencio ante otras situaciones como la de los palestinos, kurdos o saharauis.
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