2010/09/26

En un Estado de shock

 Imagen del acto de Gernika en el que se firmó el Acuerdo

La velocidad que van adquiriendo los acontecimientos obliga a estar permanentemente alerta para no perder detalle. Es así que en un mismo fin de semana se reúnen suficientes ingredientes para elaborar una tesis doctoral sobre política. Septiembre está dando mucho de sí y, visto lo visto, casi da lástima que el mes se termine dentro de cuatro días.

Son tantos años abonados al frente antiterrorista, muchas veces confundido con el frente antivasco, que los principales muñidores del pacto de Estado se encuentran desde el día 5 en un incipiente Estado de schock o de choque, que diría un castizo. Se desenvuelven con tanta comodidad en un escenario marcado por su ley de partidos y por la permanenencia de una respuesta clandestina ciertamente débil, que no quieren ni por asomo oír hablar de cambio de escenario, de nuevo ciclo político y mucho menos de marco democrático.

La coalición de Estado que integran partidos como el PSOE, el PP, IU, UPN y UPyD, y en momentos puntuales el PNV, pretende hacernos ver que todo sigue igual, que nada ha cambiado, agarrándose al clavo ardiendo de que ETA no ha anunciado el abandono de su estrategia armada o su propia autodisolución. Y yo me pregunto, inocente, ¿Se ha sabido de algún caso, en la historia del mundo, en el que una organización clandestina firme su acta de defunción a cambio de nada? Por supuesto que no. Ellos lo saben perfectamente, pero en el juego de aparecer como los más duros de los duros, facilitado por la ruptura no anunciada de la tregua en 2006, se sienten, hoy por hoy, muy cómodos.

La iniciativa política auspiciada por la izquierda independentista, resumida en el documento Zutik EH, está demostrando unas potencialidades enormes, como lo demuestra el abanico de opciones presentes en el teatro de Gernika que acogió la firma del Acuerdo para un escenario de paz y soluciones democráticas. Se trata del primer paso para una futura confluencia de las fuerzas que se reclaman de izquierdas y soberanistas y/o independentistas.Pero es mucho más que eso. Es la expresión de la voluntad inequívoca de apostar por las vías pacíficas y democráticas para conseguir los objetivos políticos máximos, que se deben concretar en la creación de un Estado vasco independiente en el marco de la Unión Europea. Una apuesta que, cada día que pasa, se torna en más irreversible, pese a los continuos obstáculos que el Estado está interponiendo en el camino, como las últimas detenciones de independentistas o la prohibición de manifestaciones.

La clave, en todo caso, reside en mirar hacia adelante. No hay tiempo para mirar a los lados, y muchísimo menos hacia atrás. Las contradiciones que existen y existirán, porque son consustanciales a cualquier actividad protagonizada por humanos, se irán superando.

En ese sentido, la entrevista realizada por el diario "Gara" a dos representantes de la organización clandestina ETA viene a confirmar la voluntad de ésta de acompañar la trayectoria que va marcando la izquierda abertzale. Ellos mismos reconocen diferencias en algunos análisis, pero ese diagnóstico refleja la realidad que se ha querido sepultar bajo la aberración garzoniana del "todo es ETA". La izquierda abertzale, como reconocen hasta algunos de sus más conspicuos enemigos, es la que lleva la iniciativa en este delicado proceso. A nadie se le oculta que, después de 50 años de trayectoria, es díficil tomar algunas decisiones. Sin embargo, la unilateralidad, característica fundamental de la iniciativa, así lo va a demandar.

Al final, en política, ocurre lo que tiene que ocurrir y cuestiones que pueden parecer tabús, cristalizan en un fin de semana cualquiera. La legalización del PCE por Suárez o la retirada de las tropas españolas de Irak son dos buenos ejemplos al respecto. A día de hoy no hay ninguna circunstancia que pueda impedir el trabajo político legal de la izquierda independentista. La coalición Solidaridad Internacionalista concurrió a los comicios europeos legalmente sin haber firmado cuestiones tan decisivas como las que contiene el Acuerdo de Gernika. Ninguna Brunete mediática podrá engañar a todos todo el tiempo y ningún Gobierno es capaz de permanecer inmóvil ante los acontecimientos, aunque esté presidido por un personaje tan insustancial como Rodríguez Zapatero. Las dos circunstancias son materialmente imposibles y lo vamos a comprobar sin demora.


PD: A la insoportable levedad política de Iñigo Urkullu y su partido le dedicaremos un comentario específico en las próximas jornadas.

2 comentarios:

  1. Acertado análisis.Espero que no sea unicamente muestra de un deseo, sino que se sustente en bases sólidas.Pero aquí y ahora, ¿que hacen en la carcel Arnaldo, José Luis...y tantos otros?
    Jamás organización politica alguna ha podido trabajar bajo la dependencia de otra clandestina sobre la cuál no incide, pero sufre las consecuencias de sus acciones.Hora es de funcionar de forma autonoma.

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  2. A mí me sorprende este análisis. De hecho, yo creo que quien está en estado de shock es la IA, que comprueba cómo, aparte de sus líderes encarcelados, sus órganos disueltos y proscritos, sus listas anuladas y unas perspectivas poco alagüeñas a corto y medio plazo, la sociedad vasca asiste a todo este proceso de desligamiento de ETA y de condena de la violencia, con más frío que calor.
    Es decir, que cuando la IA se decide por fin -quizás forzada por las circunstancias más que por convencimiento propio, se malician algunos-, a hacer el esfuerzo que la sociedad vasca le ha demandado durante tanto tiempo, esa misma sociedad, quizás ya totalmente hastiada, asiste al proceso -yo creo que histórico- como convidado de piedra, y desde luego, de lejos y sin emoción.
    Así que la IA se debe preguntar qué ha pasado, para que sólo EA -un partido en descomposición- y algunos otros grupos políticos menores les acompañen en su viaje y se presten a echarles una mano en esta difícil situación que atraviesan.
    Por su parte, ETA quiere -como es lógico desde su punto de vista- algo a cambio de certificar su defunción. Pero a nadie se le escapa que, ahora que los políticos a nivel estatal han constatado lo provechosa que ha resultado la política de represión pura y dura en todos los aspectos, no están dispuestos a darle ni agua. Esto incluye también a la sociedad vasca (y a la española ni te cuento), que tampoco está dispuesta a ninguna concesión, sin olvidar que algunas de las históricamente planteadas por la banda, son del todo impracticables.
    Quizás se han perdido demasiadas oportunidades, se ha manejado mal los tempos o la IA (y ETA desde luego) han calculado mal la apuesta. Lo cierto es que el mundo de la IA tiene que estar en auténtico estado de shock.

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