2012/04/25

Elgeta 1937-2012

Elgeta, Gernika, Durango, Bilbao y ... Madrid, sí Madrid, tienen algo en común: todas ellas son ciudades bombardeadas por los aviones del ejército fascista hispano-italo-germano. Y es que cuando hablamos de estas cosas es recurrente echarle la culpa a Madrid, a los de Madrid, olvidando que en esa ciudad se dio durante la guerra civil un ejemplo incomparable de resistencia al fascismo: "Con las bombas que tiran los fascistones/se hacen las madrileñas/mamíta mía/tirabuzones, tirabuzones", decía la canción.

No es pues un problema geográfico el que tenemos delante, sino un problema ideológico. Madrileños los hay comunistas y anarquistas, como los hay derechistas y fascistas. Igual que en Euskal Herria.

Digo todo esto como preámbulo a la reflexión de fondo que quiero abordar en este comentario. El mando del ejército español que ha ordenado realizar maniobras militares en Elgeta en fecha coincidente con el 75 aniversario de su toma por las tropas franquistas es, él también, un franquista. No cabe lugar a dudas. Nadie puede pensar que se trata de una mera casualidad.

Es más. Si ya sería grave que se hicieran las maniobras en una zona habitada, como es el caso, mucho más grave es que se busque esa coincidencia de fechas con el ánimo de volver a humillar a los habitantes de esa villa, y por extensión, a todos los habitantes de bien de Vasconia. El reciente precedente de una maniobra militar en el Gorbeia, desplegando una gigantesca bandera española, es indicio claro de que persiste en la cadena de mando del ejército español un gen franquista trasmitido de padres a hijos.

Es evidente que los actuales mandos militares españoles no lucharon en aquella contienda, pero también lo es que la endogamia es una característica esencial en el ejército hispano y, en general, en todas las fuerzas armadas. Probablemente, las enseñanzas que se imparten en las academias militares tendrán también su cuota de culpabilidad en las transmisión de ese gen franquista.

El alcalde de Gernika, con buen criterio, ha exigido al actual Gobierno español, que reconozca públicamente que fue el general Franco quien ordenó que la Legión Condor arrasara Gernika un 26 de abril de 1937, bombardeo del que mañana se cumplen 75 años. No lo hará. Como tampoco permitirán que se traslade el "Guernica" de Picasso a Euskal Herria. Nunca reconocerán los daños causados en aquellos trágicos episodios.

Resulta decepcionante que pasados tantos años de la barbarie, la herida siga abierta, como lo demuestra lo ocurrido estos días. La sinrazón permanece. Nos escandalizamos cada vez que se recuerda que el Gobierno turco sigue sin reconocer el genocidio cometido contra el pueblo armenio y no queremos darnos cuenta de que el Estado español continúa sin reconocer los daños causados a la población civil en actos tan execrables como la toma de Elgeta a sangre y fuego o el bombardeo y destrucción de la villa de Gernika.

La impotencia me impide continuar escribiendo sobre lo ocurrido. Tan sólo se me ocurre invitar a quien esto lea a la lectura del libro "Sobre la historia natural de la destrucción" del escritor alemán, ya fallecido, W.G. Sebald (Editorial Anagrama). En él se desnuda la verdad sobre los bombardeos aliados sobre las ciudades alemanas de Dresde o Colonia, en las que perecieron miles de civiles inocentes en una operación de castigo que se elude sistemáticamente en los reportajes sobre la II Guerra Mundial.

La barbarie es barbarie igual en Dresde que en Sarajevo, en Belgrado que en Elgeta. Que alguien se ampare de las almas de los militares que ordenaron cometer semejantes atrocidades.


2 comentarios:

  1. Anónimo10:45 a. m.

    No sé si las siguientes generaciones seguirán sufriendo y sientiéndose impotentes por esa guerra, aún sin pedir perdón, ni reconocer a las víctimas, pero yo con 41 años, me duele alma y tengo una rabia como si hubiera ocurrido ahora.

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  2. Anónimo10:59 a. m.

    Lo mejor de todo es que en esta "democracia" española han seguido gobernando los ministros de Franco (Fraga), el rey impuesto por Franco, etc. Y el funeral de fraga, casi funeral de Estado, con presencia de la familia real. Si es que cómo se pueden cerrar las heridas, si seguimos igual.

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