2010/09/01

Front d’alliberament de Judea

Alfons López Tena, Joan Laporta y Uriel Bertran (Solidaritat Catalana)


En los últimos tiempos han surgido en nuestro país voces que abogan por adoptar vías y modelos catalanes en nuestro camino hacia la independencia. La iniciativa de las consultas sobre la independencia realizada en cientos de municipios del Principat es el mejor ejemplo de esas opiniones. Se argumenta que esa es la mejor forma de activar las fuerzas independentistas. Sin entrar en detalles, y desde el máximo respeto a quienes han promovido esa iniciativa, creo que los resultados han sido bastante magros, con participaciones que en pocos casos han superado el 30% del censo. Se ha movilizado a los independentistas, es evidente, pero la mayoría de la población ha ignorado la iniciativa y ha preferido no participar en ella.

A veces, la frustración de no ver con claridad la estrategia a seguir conduce a contemplar espejismos ajenos, que se convierten en cuasi milagrosos. Es cierto que el Principat cuenta con una gran potencia económica, que el nivel organizativo de muchos sectores sociales es grande, que la lengua catalana gana espacios día a día y que el Barça es uno de los mejores equipos de fútbol del mundo. Sería de necios negar esas evidencias. Ahora bien, tampoco podemos pasar de despreciar las anteriores estrategias catalanas, basadas en aquel pujolismo de negociar y negociar mientras se llenaban la cartera, a ensalzar ahora sin matices los nuevos rumbos del independentismo catalán.

En primer lugar se debe distinguir a los agentes y fuerzas cuyo campo de trabajo son los Països Catalans de quienes se limitan a hacerlo en el Principat de Catalunya. Es como hablar de quienes tan sólo hacen política en la CAPV y quienes lo hacen en el marco de Euskal Herria. Por lo tanto, el tema de la territorialidad también incumbe, y mucho, a los proyectos independentistas catalanes.

Además hay que señalar la división enfermiza que asola al movimiento independentista. Algunos estudios confirman que se trata de un movimiento transversal, que afecta incluso a ciertas bases militantes del PSC e ICV, pero aparte de este matiz sociológico, tenemos que centrarnos en las fuerzas que se proclaman como independentistas.

Se acercan las elecciones autonómicas, que pueden ser determinantes para aclarar el futuro del Principat. Ante ellas, y si dejamos a un lado a CiU, nos encontramos con ERC (Puigcercós); Reagrupament (Carretero); Solidaritat Catalana (Laporta, López Tena, Bertran); SI (coalició per a la independència); CUP (que no presenta candidatura) y alguna otra que se me escapa. Pero aparte de las candidaturas, el número de partidos o agrupaciones es inmenso: Partit Republicà Català; Bloc Sobiranista; Crida per la Terra; Els Verds-Alternatiba Verda; Força Catalunya; Estat Catalá... La lista sería interminable.

Esta división absurda, que en muchos casos tan sólo obedece a personalismos y ansias de protagonismo (me refiero a Laporta y Carretero especialmente), se contradice con la supuestas virtudes prácticas del pueblo catalán. No hay nada menos práctico que la atomización de las fuerzas que se reclaman del independentismo. Para colmo de desdichas, resulta que la formación que más ha trabajado estos últimos años en la base, con candidaturas municipales propias y un marcado carácter de izquierdas, las CUP, no presentan su opción a los comicios, dejando en manos de paracaidistas y oportunistas varios la suerte del independentismo en el Parlament del Principat.

Al final, y desearía equivocarme, lo más probable es que la suma de diputados independentistas no supere los 21 escaños logrados por ERC en las últimas elecciones autonómicas. El esperado bajón de esta formación, desgastada y escindida, en parte por su coalición con el PSC, unido a la presentación de varias candidaturas que se mueven en el espacio independentista-populista, puede conducir al desastre. Y como consecuencia añadida, la reciente movilización multitudinaria en protesta por la sentencia del Estatut puede convertirse en el canto del cisne del movimiento. Hace ya 30 años, la división entre Nacionalistes d'Esquerra (NE) y el Bloc d'Esquerra d'Alliberament Nacional (BEAN) dio al traste con las expectativas electorales del independentismo catalán durante muchos años. La historia se puede volver a repetir. Esperemos que no sea así.

2 comentarios:

  1. No sé. Yo creo que el tipo de política que se ha estado haciendo hasta ahora está de capa caída. El descrédito hacia lo que los partidos hacen y dicen, fomenta que otro tipo de asociación ciudadana pueda tener éxito dónde no lo hacen los intereses políticos.

    Tengo claro que la división impide que haya más independentistas en el parlament, pero a día de hoy, no sé si eso importa tanto.

    ¿De qué sirve llegar al poder, para luego hacer lo contrario? Mientras que con un movimiento ciudadano, que empieza pequeño, pero que cada día va creciendo más y más, puede ser un motor de concienciación, no sólo a la ciudadanía, sino también a sus políticos, que se dan cuenta que hay temas que no pueden seguir ignorando.

    No sé si me estoy explicando bien.

    La Red de Municipios por la III República, es hoy muy pequeño, pero ayer lo era más. Y no está todos los días en las noticias, es más no está en los grandes medios de comunicación, pero sí que está dónde tiene que estar, además de en los pueblos, en los medios que leen muchos republicanos, que de momento se dedican a mirar la vida pasar.

    No me preocupa que sea pequeño, me preocupa que decidieran no continuar.

    Con los referendums en Cataluña, está pasando algo parecido. En los primeros, había mucha gente del "no" que se negó a participar, entre otras cosas porque eso era "una tontería" y porque lo que ellos quieren ya lo tienen. Pero tras los números, y el aumento de participación, también se están animando a ir, lo que es una buena noticia para la "democracia".

    Entre otras cosas, está educando a la ciudadanía cómo algo normal (joé lo que me molesta esta palabra, ya) en lugar de algo extraordinario contra lo que hay que luchar.

    Se verá de una forma lógica, sea la opción elegida la que sea.

    Y desgraciadamente eso no va a venir de la clase política.

    Además, el anticatalanismo tiene ese efecto, que cada vez haya más independentistas, en partidos que no la promueven.

    ;-) Egun on

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  2. tienes razón en varias cosas, però un par de aclaraciones o opiniones

    NE no era explicitamente independentista, era nacionalita de izquierda, aunque mucha gente de NE sí lo fuera, es de donde salen la mayoria de cuadros actuales de ERC, incluido Carod, y unos cuantos de ICV -donde acabó oficialmente-, curiosamente el que lleva la web Tribuna.cat (de donde has sacado estas referencias) fue uno de los impulsores de NE -Miquel Sellarès-. El BEAN, en torno a Xirinacs, ideologicamente mas definido (en un espacio parecido aunque no igual al que hoy es la CUP, aunque con menos base e implantacion que la que hay ahora) era bastante pequeño, probablemente unidos tampoco habrian sacado mucho mas.

    Por otra parte, no habria que olvidar que parte de la efervescencia de movidas como Reagrupament o Laporta deben en buena parte su 'popularidad' (de ser conocidos, no populares, eso ya lo veremos) gracias a que los medios afines a CiU, que no son pocs, les han hecho el caldo gordo para desgastar a ERC y al tripartito. Esta por ver que sean proyectos muy sólidos o duraderos, sobretodo esto de Solidaritat. No seria estraño ver a mas de uno en un futuro gobierno de CiU, que para nada tendrá como objetivo la independencia.

    Mucha gente del independentismo de izquierda vemos como el actual crecimiento real del independentismo entre sectores bastante diversos de la sociedad todavia está lejos de materializarse en una opción concreta proceso electoral, y seguro que no será en este, no tenemos prisa por hacerlo mal, y mas vista la precariedad de medios

    saludos

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