2011/11/04

Lo importante y lo accesorio

Josu Erkoreka (EAJ)
Comienza otra campaña electoral, tan aburrida y previsible como las anteriores. Una campaña que, sin embargo, será la primera tras el anuncio de cese definitivo de la actividad armada por parte de ETA. Las nuevas elecciones traen novedades, claro está, el clima general va cambiando, los candidatos se retratan en los diarios sonrientes, desde el PP hasta Amaiur, en unas fotografías que ejemplifican ese nuevo clima, aún incipiente. Tan incipiente que a un candidato navarro al Senado le acompañó anoche la policía a pegar carteles, confundiendo los agentes las paredes del barrio de Iturrama con la cara del señor Compains, de Amaiur. En dominios de Yolanda Barcina tenía que ser donde ocurriera semejante abuso policial.

Pese a que la campaña electoral va a presidir la actualidad estos días -junto a la crisis económica- no me voy a referir a ella en este comentario, sino a la distinción esencial en política entre lo importante y lo accesorio. Por ejemplo, me parece importante trabajar por la construcción nacional de este país, desde las instituciones, desde las fábricas, desde las organizaciones no gubernamentales, desde las pequeñas asociaciones culturales o deportivas. En cambio me parece accesorio cuadrar a cualquier precio las cuentas de los ayuntamientos.

Todos sabemos que existe la gran política, la de las grandes proclamas, los programas máximos, la de los derechos y deberes de los ciudadanos. Tambièn sabemos que existe la pequeña política, la de arreglar una acera, colocar un semáforo y adecentar una plaza. Las dos son necesarias, hay que compatibilizarlas. Otra cosa es que por mor de satisfacer los requerimientos de la pequeña política, del día a día institucional, sacrifiquemos los de la gran política, o al menos no los valoremos en su verdadera dimensión.

No se trata de quedarse embelesado contemplando los grandes principios y las grandes frases de los padres fundadores. En la política siempre viene bien una adecuada dosis de pragmatismo. Lo que quiero decir es que, a veces, los recovecos que exige la gestión diaria llegan a confundir el lugar en el que se encuentran los mojones del camino principal.

El espejo que nos brinda el partido nacionalista histórico es revelador. Nacido para llevar al pueblo vasco a la independencia, se consuela con gestionar el mayor número de instituciones, perdiendo el objetivo principal por el camino. Es verdad que habla ahora de un estatus politico nuevo para 2015, siempre a futuro, pero lo que le ocupa no es ese señuelo sino lograr el mejor resultado posible y rezar para que el PP no alcance la mayoría absoluta y necesite por ese motivo sus votos en el Congreso. De esa forma podría seguir arrancando transferencias para la CAPV hasta el juicio final.

Espero que la irrupción institucional de Bildu y la probable de Amaiur (con el proyecto de Sortu sin legalizar, no lo olvidemos) no convierta la preocupación por lo inmediato en la línea maestra a desarrollar. Hay socios de la coalición que respiran cómodos en lo institucional y que pueden verse tentados a ello. Lo decisivo, en todo caso, es que el árbol cotidiano no nos impida ver el bosque nacional a cuidar. Todo lo que vaya en esa dirección debe ser apoyado, y lo que signifique un obstáculo o un mero pasatiempo, orillado. Euskal Herria sufre demasiados y profundos problemas para que la gente más interesada en resolverlos desperdicie sus energías en arreglar los entuertos de quienes les precedieron en puestos de responsabilidad.



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