2014/05/25

Creer o no creer

Escribo este apunte antes de conocer los resultados de los comicios europeos, los de aquí y los de la Unión en su conjunto. Y lo prefiero así porque, en realidad, poco va a cambiar el panorama continental tras los mismos. Como han insistido los candidatos outsiders, los partidos Popular y Socialdemócrata se reparten el juego en las instituciones comunitarias sin demasiados problemas. Es una evidencia que en el Estado más importante de la UE gobiernan en coalición y que en el Estado francés, aunque es el PS quien ocupa los sillones, la política que se lleva a cabo es más popular que otra cosa. Lo de Italia ni lo comento, porque es un esperpento político.

Tener voz propia en el Parlamento Europeo es interesante, ¡Ojalá se consiga! pero será una entre cientos y el eco que produzca quedará ensordecido por la pesada maquinaria de Bruselas y Estrasburgo. Siempre está bien mantener la ilusión, pero sin caer en el ilusionismo. 


Lo decisivo en el asunto europeo es si compartimos o no el proyecto general. Una cosa es sentirse europeo y otra muy distinta estar de acuerdo con lo que representa la actual Unión Europea. Su papel en la crisis de Ucrania, apoyando sin eufemismos un golpe de estado, da una idea de la deriva política y moral de un proyecto que tan solo ha servido para evitar una tercera guerra en Europa, que no es poco. ¿Quén se acuerda ya de los sistemáticos bombardeos de Dresde o Colonia? Ah, sí, W.G. Sebald, pero lleva muerto más de diez años. 

La Unión Europea es, en su núcleo principal, una unión de intereses económicos, en parte fracasada. Una unión que va a insistir en lo fiscal y lo bancario, escondiendo bajo la alfombra los miles de inmigrantes muertos a sus puertas, en ese mar Mediterráneo cantado por Serrat que se asemeja cada día más a las fosas comunes de las cunetas guerracivilistas. ¡Aquella Navarra roja demediada a tiro limpio por falangistas y requetés! 

Una Unión que tiene escrita a sangre y fuego en sus tratados la imposibilidad de un proyecto socialista alternativo, anticapitalista y cívico. No hay lugar para la izquierda consecuente en la UE. Quien todavía sueñe con la lucha de clases y la emancipación obrera que se vaya a otro continente, proclaman a una populares y socialdemócratas.

Pero es que además, la Europa que se dibuja es cada vez más repelente. Crece el odio al diferente, el racismo, la xenofobia, el antisemitismo. Un continente enfermo en el que se sienten a gusto los bastardos del FN francés, la Liga Norte y el Ukip británico, por citar solo tres botones del uniforme neototalitario que nos quieren volver a endosar.

¿Queda, empero, algún lugar para la esperanza? Por supuesto. Que aquel que crea en un cambio real, empuje hacia adelante, cada uno desde su tierra, desde sus posibilidades. Cualquier pequeña lucha que se gane será una aportación a la lucha global por un continente más respirable en el que en un futuro se pueda proclamar, como en la villa morena de Grándola, que el pueblo es quien más ordena.


Beste iritziak:


  • Sintonía para esribir este apunte: Without mercy (1 and 2) - The Durutti Column 

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